7 agosto, 2019
,

No se aguanta más, carajo

 

 

Hermano San Cayetano, seguro ahora estás hasta las manos, pero mañana, un poco más descansado, ojalá nos puedas leer. Como sabés más que ninguno, falta pan, falta laburo, de Norte a Sur y de Este a Oeste también. Y ayer, en el discurso del Presidente, creemos haber entendido el porqué. “Me tienen encerrado en Olivos”, dijo, y debe ser por eso que no nos puede ver. Así que te pedimos una gauchada: si te habla, si te reza o si te invoca, te dejamos algunos poquitos casos para que pueda atender, porque vos solito, con todo no vas a poder…

 

 

En el Noroeste argentino cada vez más vecinas y vecinos trabajan en un comedor sólo para asegurarse un plato de comida. En los barrios 13 de Julio, Bartoletti y Malvinas de San Salvador, Jujuy, se toma únicamente sopa la mayor parte de la semana, a base de arroz, por el aumento en el precio de los fideos. En Santiago del Estero, en los barrios La Católica y 8 de Abril se toma mate todo el día, pues no alcanza para las dos comidas. Y en el Bosco II, a centenas de personas les quitaron los medidores por no llegar a pagar la luz. Mientras, en las villas de Tucumán se hace fuego con basura, a falta de gas natural y de plata para la garrafa y la leña. En los barrios Juan XXIII y Vía Diagonal Norte, ya no se consume leche.

 

 

En Los Pumitas, de Rosario, cada vez más pibas y pibes dejan la escuela para cartonear, mientras que en Chalet, de Santa Fe Capital, la mayoría come una vez por día, el guiso se convirtió en un lujo que casi nadie se puede dar y se volvió al trueque. En Mendoza, en el Barrio Constitución de San Rafael, se limpian casas por $50 la hora. Y en Guaymallén se paga $18 por cajón de ajo pelado: trabajando desde las 8 hasta las 21 pueden completarse 15 cajones… ¡$270 por día!

 

 

En el barrio Malvinas 2, de San Juan, bajaron las changas en la construcción y en el servicio doméstico, mientras creció la venta de chatarra, cobre y vidrio. En La Rioja y en La Pampa se multiplicaron en los últimos meses los asentamientos, con casas de lona y palets.

 

 

En la Patagonia, el aumento de personas en comedores y merenderos fue exponencial: en el Barrio Fiske Menuco, de General Roca, Río Negro, aumentó un 500% en 3 años. En la Ciudad de Buenos Aires se alimenta al doble de vecinas y vecinos que las raciones recibidas. Y desde diciembre hasta julio, las asambleas de La Poderosa en todas las provincias del país duplicamos la cantidad de comederos: de 36 a 73, ninguno oficializado por el Estado.

 

 

Perdón por la extensión, pero se hace imposible resumir la angustia ante la falta de pan y trabajo.

 

 

Gracias, 
y sorry por el carajo.