20 agosto, 2019
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Si no hay Educación Pública, que no haya nada entonces

 

 

 

Hay personas que piensan que a la educación solo debe acceder una élite, que las casas de altos estudios no son para cualquiera. Nos venden la mentira de que “ningún pobre llega a la universidad”. Son todos versos que niegan la realidad. ¿Qué realidad? Que la educación es un derecho, no una mercancía y que ante el avance del neoliberalismo, hay que defenderla. Es por eso, que en agosto del año pasado los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba tomaron el edificio central Pabellón Argentina, para denunciar la devaluación de los salarios docentes, el recorte en el presupuesto universitario y la eliminación del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Pese al reclamo pacífico que se realizó ante todas estas medidas políticas, y pese al uso de todos los canales de comunicación institucionales, la Justicia imputó a 27 estudiantes por la toma.

 

 

¿Cuál fue el delito? La defensa de la educación pública.

 

 

Por eso, mañana miércoles 21 de agosto a las 16, los y las imputadas realizarán una movilización que partirá desde Patio Olmos en contra de la criminalización de la protesta. En ella confluirán organizaciones estudiantiles, de Derechos Humanos, sindicatos, organizaciones ambientales y sociales, y personas autoconvocadas para gritar bien fuerte, ¡basta de perseguir y criminalizar a los que luchan!

 

 

Compartimos una charla con Julián Del Caño y Ari Bernardeau para pensar y re-pensar cómo se defiende los derechos de todos y de todas.

 

 

 

Nos encontramos en nuestro espacio cultural para conversar sobre su imputación, ¿quieren contarnos un poco como fue sucediendo todo?

 

 

Julian: A raíz del reclamo por los salarios de los docentes, fueron surgiendo los otros: entendíamos que el recorte en el presupuesto a la educación nos afecta a todos. Entonces, desde el estudiantado organizado, junto con algunos docentes que acompañaban, empezamos a problematizar y a discutir. Tomamos el Pabellón Cepia el 14 de agosto, y ese fue el puntapié inicial. El 24, se toma el Pabellón de Filosofía y el 28 se toma el Pabellón Argentina. Recién 15 días después de esa toma tuvimos una comunicación oficial. Las autoridades nos emitieron un documento que abría el diálogo. Con el tiempo empezaron a venir todos los medios, que nos empezaron a mostrar con la mayor estigmatización posible, la Justicia Federal ya estaba interviniendo, las autoridades universitarias brillaban por su ausencia. Siempre intentamos construir en base al diálogo. Se mandaron cartas, se llamó, se fue a las reuniones del Consejo Superior a pedir respuestas y ninguna de esas peticiones fueron respondidas. A medida que pasaba el tiempo, y las discusiones, íbamos analizando en asambleas cómo iba el contexto. Y luego de un mes de toma, decidimos levantarla.

 

 

Como les comentábamos al principio, La Poderosa es una red de Asambleas villeras en todo el país. En la provincia de Córdoba hoy son 6 asambleas, y es así como nosotros nos manejamos y construimos, de manera colectiva y a través de consensos. Ustedes, ¿cómo se han manejado dentro de las asambleas que se generaron en las facultades?

 

 

Ariadna: Bueno, el funcionamiento fue muy particular según la facultad. Por ejemplo, la Facultad de Artes tenía una situación que era muy familiar: nosotros podíamos debatir, llegar a consensos, aunque a veces íbamos a votación. En cambio, en facultades más grandes, como en la de Arquitectura, la asamblea contenía a más de 2000 personas. Llegar a un consenso era un proceso largo, entonces sí o sí pasaba por un proceso de votación. Y a partir de eso, tuvimos diferentes estrategias a la hora de llevar a cabo cada actividad.

 

Todo se resolvía a través de comisiones. Teníamos una comisión de logística, otra de artística, una de comunicación y también de seguridad. Así se distribuían todas las tareas, que acaparaban las necesidades para la subsistencia, como por ejemplo, conseguir fondos para la comida, fondos para las actividades artísticas, para las clases públicas; o atendían necesidades comunicacionales, como pensar la elaboración de vídeos, la gestión de comunicados, etc. Al mismo tiempo había una red entre asambleas, donde nos comunicamos constantemente y nos permitió estar articuladas. La comunicación entre todas las asambleas, que nos encontrábamos en la Asambleas de Interfacultades, hacía que todas las necesidades se pudieran solucionar en conjunto. Eso fue un trabajo de hormiga enorme.

 

 

Nosotros creemos en la educación como derecho, ¿en algún momento han pensado de qué manera romper con la distancia que suele generarse desde la academia para con los barrios?

 

 

Ariadna: Efectivamente lo que se necesita es la amplificación del acceso a la Universidad y la facilitación de la permanencia en la misma. Sí, la universidad es gratuita, pero solo es gratuito cursar: a los apuntes te los tenés que pagar. La universidad está pensada para que, quien curse una carrera universitaria, no tenga nada más en su vida, ya que la carga horaria no te da tiempo de nada. Se dice que el acceso a la Universidad es un derecho, nosotros entendemos que, si existen muchos sectores que no llegan a la Universidad, entonces es un privilegio. Y por eso decimos que no solo nos toca aprovecharla sino que también nos toca pelear por la construcción de una Universidad que no sea un privilegio, que sea accesible para todos los sectores y se pueda diversificar muchísimo más.

 

 

Este año se cumplieron 53 años de La Noche De Los Bastones Largos, ¿qué sienten, después de tantos años de democracia, ser imputados por defender la educación pública?

 

 

Julián: Antes, los estudiantes reclamaban por derechos propios y organizaban asambleas. Nosotros y todas las compañeras no somos víctimas. Sabíamos, todo el tiempo, que al hacer las críticas funcionales y gubernamentales estábamos en un lugar de exposición y riesgo. No podemos decir que no hemos tenido errores, pero no me gustaría ponerme en ese lugar de mártir, víctima, ni mucho menos de héroe porque no conseguimos nada. Ciertamente, sentimos toda la fuerza del Estado, sentimos cómo acciona para limitar los procesos sociales.

 

 

Para cerrar, ¿cómo sigue el proceso judicial?

 

 

Julián: Sigue en la Cámara de Apelaciones. Las personas procesadas tenemos que ser notificadas si se les da curso a nuestras apelaciones. Cuando estén las 27 personas ya avisadas se da fecha a esas audiencias, donde va a estar solamente la defensa con la Cámara Federal de Apelaciones

 

Hay varias defensas, abogados y abogadas, y cada una expone con argumentos por qué  está mal el procesamiento y por qué debiera ejecutarse un sobreseimiento de la causa. A partir de ahí, la Cámara de Apelaciones determina. Si se resuelve que sea un procesamiento pasamos a juicio oral, y nos juzgará un Tribunal Oral Federal.

 

 

Ariadna: En el caso de cómo vemos al conflicto futuro, Julián hizo más hincapié en la cuestión judicial, yo voy a hacer más hincapié en la cuestión de la protesta social. Concientizar a nivel social, utilizando el método de protesta, buscando que las marchas sean visibles, realizando cortes, escritos, petitorios, ruedas de prensa y asambleas, denunciando la situación y la irresponsabilidad de las autoridades. Nos sirve para generar un acompañamiento de la sociedad, que es lo que nos va a permitir a nosotros presionar a las posturas políticas que buscan criminalizar todo el proceso que llevamos a cabo, y se entienda que defender la educación pública no es delito.

 

 

 

Mañana miércoles convocamos a movilizar a partir de las 16 desde Patio Olmos hasta Tribunales Federales, no solo por nosotras, si no en defensa de todo el estudiantado.

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