13 septiembre, 2019
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Juntas, no nos callamos más

 

 

* Por Thelma Fardín,
para La Garganta Poderosa

 

 

Haber estado en una nueva conferencia después de nueve meses de la que dimos el pasado diciembre denunciando mi historia, fue una sensación muy movilizante. Desde que nos acercamos a Anahí, como Actrices priorizamos darle muchísima contención y acompañarla en cada paso. La veo, la escucho y me emociono, la siento tan fuerte y convencida de lo que está haciendo. Su caso es paradigmático porque toca muchísimas áreas del ámbito artístico, vinculado además a lo educativo, lo estatal y a la precarización laboral, que es el caldo de cultivo para que este tipo de situaciones sucedan.

 

 

Luego de su denuncia por acoso sexual y maltrato al ex director del Centro Cultural San Martín, fue desempleada. Sí, así de increíble e injusto como suena, se quedó sin su único sustento económico. Y ahí, tuvo la valentía de que toda su fuerza se manifestara de manera colectiva, porque ante una crisis tan dolorosa como la que atraviesa nuestro país es imperioso que estemos organizadas, organizados, organizades.

 

 

En mí hay una profunda convicción de que la manera de luchar es colectiva y que, a su vez, es la forma de salir a gritar, a reclamar ante un sistema que no da respuestas. Es sanador estar acompañada. Sé que ésta transformación llevará mucho tiempo, incluso dudo poder verla del todo, pero por este camino mantendremos vivas las esperanzas del destino hacia donde va nuestra sociedad. Es una cuestión sistémica y debemos seguir profundizándola, porque aún tenemos una Justicia patriarcal que no ofrece soluciones.

 

 

No sólo debemos cambiar nuestras cabezas, los paradigmas y las propias limitaciones. Es fundamental exigirle al Estado medidas efectivas y que esta denuncia no se transforme solamente en una semana de conversaciones y titulares de diario. Siento que juntas generamos una enorme diferencia en el último tiempo, cada vez hay más lugar para la conciencia.

 

 

“No estamos solas” no es un eslogan. Estas tres palabras representan una mayor conciencia, traducidas fervientemente en una realidad que ya nada ni nadie podrá ocultar.