Gigante matancera, poderosísima luchadora, lágrima de la pacha más diversa, travajadora de los derechos populares, vocera de tantas libertades… Te asesinó una sociedad llena de odio, pero no te moriste nada, compañera sudaca querida, sos recordada en cada pasillo, en cada bandera, en cada paso travesti hacia el cupo laboral, en cada resistencia plurinacional, en cada bombo que retumba como tu grito disidente y en cada brote que florece en los rincones donde no riega el Estado, donde el orgullo aparece. A cuatro años de tu travesticidio, en nuestras columnas villeras, en cada voz que se anime desde bien abajo en este Encuentro Plurinacional y Disidente, pisaremos fuerte las calles en tu memoria, porque nada puede silenciar una lucha tan eterna como humana.
Para siempre, seremos Diana.
