En nuestra tapa de octubre, desde el grito más villero y diverso, Lizy Tagliani nos abre su corazón y su historia: “Este 11 de octubre se cumplen cuatro años de la muerte de Diana Sacayán. A mi me costó entender el cupo laboral trans que tanto exigió ella, pero lo hice y hoy creo que es un derecho ejemplificador que puede replicarse en otros espacios. Conocí a Diana a través de relatos de Lohana Berkins y me pareció siempre una gran referenta. Ella es la Gilda de las trans, lo cual es tremendo porque la tenía muy clara, era inteligente y luchadora, pero como le pasó a la cantante, todo el mundo la escuchó después de que murió. No sé si es algo lindo en realidad, no sé si es lo que ella soñaba”.
Desde abajo, una vecina, una compañera, un nuevo eco de nuestra lucha emancipatoria: “Creo que lo valioso es mostrar que soy una mina común y corriente. Yo jugaba en las mismas plazas, me crecen los bigotes, tuve problemas similares. Es decir, no soy un bicho aparte por ser travesti. Yo soy travesti, pertenezco a esa identidad. Negocié en mi tiempo y a mi manera entrar en el mundo laboral, con la peluquería y mis shows. Pero fui viendo otras cosas a medida que las chicas me fueron diciendo, debatiendo y entendí que no todas tenían mi realidad. Necesitamos que el Estado respete e impulse el cupo laboral, porque sólo así podremos ocupar cada vez más espacios en la estructura social”.