En los pasillos de las villas se comenta que un chabón de 21 años la está rompiendo, que su grito trascendió toda barrera, clases sociales, géneros, edades, fronteras y así rima como en nuestras canchitas, tiras, escuelas, esquinas o potreros lo hacen las pibas y los pibes: a puro sentimiento, a pura expresión. Desde las plazas porteñas, Valentín Oliva, Wos o Wosito, hizo escuchar su voz, que lo catapultó a las batallas internacionales con un mensaje bien claro a la hora de rapear: “Yo lo logré porque competí con la panza llena, porque no me juzgaron y porque pude ir a estudiar”.
Sincero, firme y consciente, sabe bien que la suya no es la realidad de todo el mundo, aunque sí sea el sueño de muchos. Ante miles de personas en vivo y con millones de seguidores en las redes sociales, su palabra es condundente y tan popular como firme contra la mano dura: en este gobierno “reprimen y recortan en salud, educación y cultura”. Rompiendo los esquemas con sus patadas de canguro, arriba y abajo de los escenarios grita para «que el Estado deje de marginar a los pibes de los barrios”. Así fue el encuentro, nuestro propio freestyle con Wos, marcado, con un solo beat, el ritmo de tanta crudeza: «Es imposible que no te movilice que la Policía esté matando a los pibes, que no te parta la cabeza». Y atrás, o más bien al lado suyo, una caravana de ideas, letras y emociones que nos llenan el alma con las vivencias del presente: «Todas las medidas apuntan a lo mismo… El problema es el Estado que está ausente».