Nuestra tapa de octubre ruge con un grito poderoso y disidente. Lizy Tagliani, una compañera, una vecina, un eco villero que retumba en el teatro y la televisión: “El Estado siempre tiene la responsabilidad porque debe brindar las herramientas para salir adelante con el trabajo, la salud y la educación”.
Humorista, actriz y conductora, en Rusia se convirtió en la primera trans en cubrir un Mundial de Fútbol y hoy critica realidades que están atadas con alambre: “Hay que realizar demasiados sacrificios para tener derechos básicos. Debería ser obligatorio que nadie en el país pase hambre”. Y orgullosa de su historicidad identitaria, a sus 49 años nos dijo con certeza: “A nosotras el mundo nos muestra aún como la que conquistó a fulano y nunca como arquitectas, albañilas o payasas… siempre nos asocian con un prototipo de belleza”.
Con ella, desde su barriada empobrecida, sus luchas como símbolo de tantas vidas similares, su furia travesti hilada por las incansables alegrías contagiables, nos dejó grandes frases antes de que nos pudiéramos despedir: “El único sueño que tengo es que todo el mundo pueda cumplir aunque sea uno de sus deseos antes de morir”. Y así, Lizy levantó su enorme risa, su potente voz y una bandera de colores con la Garganta de todo el pueblo trabajador: “Comprendí que el Cupo Laboral Trans debe replicarse en todos los espacios porque es un derecho ejemplificador”.