7 noviembre, 2019
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«Resistencia permanente»

 

 

* Por Pablo Pimentel, presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza.

 

Con mucho esfuerzo hacemos día a día este espacio de manera autogestiva. Aquí atendíamos decenas de casos de violaciones a los Derechos Humanos, que hoy tenemos que recibir en la calle tras un incendio que destruyó todo en la madrugada del domingo. Archivos, papeles, cuadros, recuerdos. Nuestro trabajo viene de la mano del no funcionamiento de las instituciones del Estado, que dejan en manos de los organismos, las soluciones a problemas que eso mismo genera. Esto es una crónica anunciada, hemos recibido amenazas durante años y en cada paso que dimos. Se hizo más crudo cuando acompañamos los casos de Gabriel Blanco en 2015 y de Luciano Arruga en 2009. Fue gravísimo, denunciamos que nuestras vidas estaban en riesgo por gritar y exponer al poder nefasto de la Bonaerense, que maneja el delito.

 

Hacemos denuncias a las comisarías y quedan archivadas inmediatamente. Si eso le pasa a la APDH que dicen que es legitimada y respetada, imagínense lo que vive cotidianamente la gente que gasta lo poco que tiene para acercarse y se va sin respuestas. Eso es más grave que cualquier incendio.Cuando este gobierno asumió, habló del «curro de los Derechos Humanos». ¡Que vengan de una vez a ver este curro! Subestiman al pueblo, un pueblo que tiene que regenerar su conciencia crítica para no comerse las mentiras. Pero esta conferencia de prensa nos reafirma el camino que hemos elegido hace muchos años.

 

En nuestro país, a pesar de vivir en democracia, se siguen vapuleando derechos, por un poder sostenido en su brazo armado que defiende los intereses del sistema capitalista. Sentir tanto acompañamiento nos da fuerza. Como militantes por la igualdad y la dignidad, tenemos que replantear algunas actitudes para desnaturalizar cosas que jamás debíamos haber naturalizado. Algo que hemos aprendido es que los únicos casos que se resuelven son los que se siguen con detalle y con rigurosidad. Y si no hay un sistema judicial que lo haga, quien tiene el poder de cambiar eso es el pueblo.

 

Hay que forjar la unidad del campo popular para cambiar esta realidad, la discusión en nuestra materia es corta: Los Derechos Humanos se respetan o se violan.