4 noviembre, 2019
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Soy trans, negra y migrante en una sociedad educada desde el odio

 

 

Mi nombre es Ashanty Mullings, tengo 28 años. Vivo en Argentina hace 9 meses, tras escapar de Jamaica porque era perseguida por mi identidad. En junio pasado, por un ataque de odio, me cortaron tres dedos de la mano. Iba camino al trabajo y esperaba un remis cuando dos tipos, que ya me estaban observado hacía varias cuadras, se acercaron. Uno me tironeó del bolso y me cortó con un cuchillo. Sentí que me ardía la mano derecha. Miré y tenía el meñique completamente cortado y los otros doblados para atrás, ¡se estaban despegando!

 

No sé cómo logré llegar sola en un taxi hasta el hospital, fue aterrador. Me acostaron en una camilla y vi a los médicos cortándome el hueso del dedo; podía sentir y ver todo. Me trataron muy mal, realmente sentía que me iba a morir. No se lo desearía a ningún ser humano, fui literalmente torturada. Incluso, cuando denuncié en la comisaría, me trataron en masculino a pesar de que la Ley de Identidad de Género dice que deben respetarme. Cuando volví para sacarme los puntos, no me quisieron atender, así que lo hice sola. Fue tan doloroso que siento la piel de gallina al recordarlo.

 

No es algo nuevo para mí, nunca recibí ayuda del Estado ni de nadie. Peleé por sobrevivir, incluso estando enferma; nunca dejé de trabajar porque necesito esa plata para la medicación. Tomo hormonas y hoy cuesta conseguir los insumos. Aunque me escapé del estigma de mi país, aquí lo sufrí. Vine con la expectativa de ser libre pero estoy constantemente aterrorizada. Sé que esto pasa porque soy trans, negra, migrante y pobre en una sociedad educada desde el odio. Intento mantenerme de pie a pesar del cansancio ya que me da confianza saber que la gente está saliendo a las calles a gritar por nuestros derechos. .
Tenemos que sentir orgullo de quienes somos, caminar con la frente en alto. A mí me sacan adelante los mensajes, los que no me agreden y son puro cariño, eso o un simple «me inspirás» me hace dar cuenta de que no quiero llorar. Mi sueño es ese, bailar e inspirar a las personas.