Desde las tierras chilenas se escucha el alarido de un pueblo que sigue muy despierto, que obliga a un gobierno fascista a ceder en el discurso pero que refuerza su mano más dura. En Chile nuestros hermanos luchan, resisten, se recrean, pero también son asesinados, detenidos ilegalmente, torturados, reprimidos, heridos. Allí mismo, resuena la historia de la cantante Francisca Valenzuela que rompió todas las mordazas para alzar la voz contra las bestialidades que comete Sebastián Piñera: “Ya ni me genera sorpresa, sino permanente decepción, frustración, rabia, desgano y tristeza. Está en una burbuja y ni siquiera le da vergüenza, es como Donald Trump. ¿Cómo es posible que alguien en esa posición, ni siquiera por razones políticamente correctas, hable públicamente sin pensar las barbaridades que está diciendo?”.
La voz actual más conocida del pop rock alza un grito contundente y analítico: “El avance de la derecha es global, no solamente latinoamericano. La radicalización de las políticas neoliberales se relaciona con la sensación de caos mundial y es la respuesta a los miedos viscerales de un cambio de paradigma real. Los humanos operamos desde las inseguridades y por eso se elige a estos líderes que generan proyectos dañinos”.
Hoy que luchamos Chile, resistimos Colombia y gritamos Bolivia. Hoy, que las políticas de derecha comienzan a ahogar al país en la pobreza, hipotecando la vida de sus pobladores. Hoy, que Chile despertó, y está revolucionándolo todo: “Si bien los cambios sociales son lentos, creo que en ciertos espacios surgió una transformación colectiva. Hay una nueva conciencia social a nivel latinoamericano. Ha llegado el momento. Queremos un Chile humanista, empático, feminista, sin violencia”.