Por Sebastián Goin, médico residente del Hospital Argerich e integrante de la Asamblea de Residentes y Concurrentes de CABA.
Pocos días antes de que se sancione la Ley 2828, nos enteramos que ese proyecto se estaba trabajando en la Legislatura Porteña de manera exprés y con la certeza de que saldría. Ese jueves decidimos llamar a un paro y movilizarnos a la Legislatura, porque la audiencia se suponía pública, era la primera instancia y éramos más de 1500 residentes y concurrentes en las calles. Sin embargo, durante la sesión ningún compañero o compañera pudo ingresar al recinto. Una vez más, nos mentían en la cara y decidían por nosotros. Como si no fuera suficiente, recibimos palos y gases en ese contexto. Ante tamaña represión, las y los diputados opositores pidieron que se suspenda la sesión, pero el oficialismo se negó y así, sin más, aprobaron la ley.
Como ya es costumbre, se legisla a costa de la violencia y el silencio oficial, ni la ministra de Salud, Ana María Bou Pérez, ni el Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, dijeron absolutamente nada al respecto. Tuvimos que salir a la calle, porque cada punto de esta ley es inadmisible: ni siquiera nos considera laburantes. Además, sin exagerar, propone jornadas laborales de 64 horas semanales sin distinguir entre días hábiles, fines de semana o feriados y legitimando el régimen de concurrencia. ¿Qué diferencia a los concurrentes? Que no cuentan con un salario por el trabajo ni tienen ART, mucho menos obra social o aportes jubilatorios.
Esta ley abona y profundiza la precarización, tenemos compañeras y compañeros que llegan a trabajar entre 80 y 90 horas semanales en jornadas que pueden implicar permanecer entre 30 y 36 horas seguidas sin descanso, aunque deban operar o atender pacientes de guardia médica. En estas condiciones inaceptables, somos quienes muchas veces tenemos la responsabilidad de tomar decisiones estando solos sin la supervisión ni acompañamiento correspondiente. Sólo para que se den una idea, en Capital Federal hay 1500 concurrentes y 3000 residentes. Todos, 4500 laburantes totalmente precarizados en el sistema.
Durante estos años de escuelas sin vacantes y hospitales públicos abandonados y colapsados, hemos visto represiones a trabajadores de todo el arco social, desde la educación hasta la salud. Si golpeás a quienes atienden pacientes, los acompañan en sus procesos de enfermedad, escuchan sus quejas, miedos y dolores, hablan con los familiares, claramente estás golpeando la salud en su totalidad, incluso la de la propia ciudad.Todo lo que hemos logrado hasta acá, fue gracias a la unidad. Por eso mismo, decidimos seguir en pie, hoy comienza un acampe que acompaña al paro y la movilización frente a la nueva casa de gobierno en Uspallata 3100. Las trabajadoras y trabajadores de la salud sabemos que nuestro consultorio es la calle, el lugar que nos convoca para lograr que se vete esta ley y seguir trabajando para transformar nuestra realidad.