24 marzo, 2020
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Madres de la Plaza, ¡Abrazo desde casa!

Cada 24 de marzo, las villas, sus barros y sus costillas nos volvemos a descubrir, cuando Madres y Abuelas nos vuelven a parir como hermanas y hermanos. Nos enseñan a luchar y nos toman de las manos para caminar hacia la vida, llevando nuestro grito hasta esa Plaza, que hoy amaneció repartida, ¡un cachito en cada casa! Ahí solemos estar presentes, niñas, ancianos, adolescentes, agitando nuestras intervenciones a 30 mil revoluciones, porque nunca olvidamos, nunca perdonamos y nunca nos reconciliamos, ni un poco.

 

¡Hoy tampoco!

 

Y es verdad, en esta oportunidad no pudimos cumplir ese ritual anual de la belleza, la dureza y la ternura que todavía reclama condena, pero si no las calló una dictadura, ¡no las callará una cuarentena!

 

¿QUÉ HACEMOS?

* Si ya colgaste los pañuelos de tela o de papeles, ahora tomá los diseños de nuestros carteles para que los puedas imprimir, compartir, reenviar o dibujar.

 

¿QUIÉNES?

* Yo, tú, él, nosotros, vosotras y elles, todas esas almas que hoy quisiéramos estar marchando, horas y horas, ¡escoltando a las gladiadoras!

 

¿CUÁNDO?
* Ahora y siempre.

 

¿DÓNDE?
* En tu puerta, en tu terraza, en tu papagayo, ¡en tu propia Casa de Mayo!

 

¿POR QUÉ?
* Porque aprendimos a cuidarnos el corazón y la vida, gracias a esa generación «desaparecida» que nunca desapareció, que grita cada día y que todavía nos abraza…