27 abril, 2020
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#PoesíasDeBarro: Poema líquido

 

A veces las letras se te escurren entre los dedos de los pies. Las oraciones se hacen cloaca, los párrafos inundan tu pieza, tu baño, tu alma. Y gota a gota, sobre una cacerola, cada sílaba posible es insignificante. Cada renglón es color marrón y huele feo, cada tilde llega al medio metro o al metro y medio. Las hojas en blanco se tiñen de barro. Y todo lo que te rodea te deja en posición fetal, quedás húmedo o húmeda de un silencio donde escuchás cómo las letras se escurren entre los pies.

 

Hace frío. No te sale una palabra, es como perderlo todo como cuando tachás los versos. Lo peligroso es que te acostumbras a no tipear, a no redactar, no garabatear. Naturalizás las comas escuálidas y todo es un punto y seguido; pareciera que nunca caminamos hacia un punto final. Se hace líquida la vida, pero de un liquido inservible y destructivo.

 

¿Entonces? Te descalzás de frases hechas y caminás sobre las oraciones cloacales, te arremangas el pantalón para pisar los párrafos de tu pieza, tu baño, y tu alma. Agarrás el trapo de piso como cuando agarrás una lapicera y le metés: gota a gota, desde el balde hasta la cacerola para escupir cada sílaba insignificante. Y capaz así, sólo capaz, el renglón deja de ser marrón y de oler feo para que la tilde no llegue al metro y medio ni al medio metro. Las hojas en blanco se destiñen de barro y todo lo que te rodea te deja de pie. Quedás húmedo de sudor, en un silencio agradable, donde escuchás cómo las letras pasan de tus pies a tus manos con olor a lavandina.

 

Ahora hay tibieza. Salen más palabras, para reponer todo como cuando repasas un texto. Pero después, lo peligroso, es que te acostumbrás a no garabatear nada de lo que te pasa. Soñás con que ya no habrá comas escuálidas, que es tu último punto y seguido; estás muy cerquita del punto final. Se hace sólida la vida rápidamente, un sólido destructivo e inservible que pronto… ahí nomás, se puede volver a inundar.

 

Letras: Nelson Santacruz, garganta poderosa de la Villa 21-24, CABA.

Foto: Yamila Aquino, mirada poderosa del Barrio Fátima, CABA.