Horacio Rodríguez Larreta balbucea frente a Tenembaum, para poder esquivar nuestras denuncias aludiendo que no hace «politiquería», como si no fuera politiquería pagar para invisibilizar a los pobres, tender pactos de silencio sobre barrios enteros, hablar de «una ciudad informal» en off y de una «ciudad formal» en cámara, manipular cotidianamente los datos oficiales, subsumir los mandatos de la Salud a las imposiciones de la rosca, restringirle la información a sus propios médicos del territorio o dar una conferencia sin decir la palabra «agua», cuando empinaron la curva de la Villa 31, disparándola de 3 casos a 373, ¡sin servicio, ni saneamiento! Mientras le pone play al casette para dar la primera entrevista que otorga desde que circula el virus en las villas, toda esa tensa calma que la clase política intenta sostener ante un escenario social tan delicado, se vuelve presión y discusión puertas adentro de los ministerios, donde la Ciudad expone su voluntad manifiesta de levantar los dispositivos «Detectar» que le impuso Nación, porque sólo así logramos el mínimo blanqueamiento de la situación. Mientras Larreta intenta jactarse de las camas que llevaron a San Lorenzo la última semana, como si no las hubieran negado todo este tiempo, cuando nos decían que hacer eso «no sirve para nada», mucha gente digna dentro del área de Salud en Ciudad y en Nación está forcejeando contra el cerrojo de su inmensa pauta politiquera, para que no sigan confundiendo a los vecinos de las villas, hoy más expuestos que nunca. Mientras el artífice de todo este circo nos acusa de hacer «politiquería», su ministro de Salud acaba de anunciar en A24 que «hay más de 500 casos en villas». Y entonces sí, tiran un «ÚLTIMO MOMENTO» con la data que publicamos ayer, domingo a la mañana, ¡porque la tenían desde el sábado a la noche! Ojalá, les salga bien toda esta maraña de verdades escondidas: no habrá pauta, ni publicidades que puedan salvar vidas.