31 julio, 2020
, Córdoba

Hablamos de Nora y todas nosotras

 

Hoy hablamos de Nora, un nombre ficticio elegido por la familia para protegerla. Pero al hacerlo hablamos de todas nosotras, las que somos empujadas a las redes de trata. Su historia comienza cuando un vecino le presentó a un “amigo abogado”. “No denunciamos públicamente el nombre de él porque es secreto de sumario y por temor a represalias; por eso usamos las siglas E.G.”, cuenta desde Córdoba Miriam Sabatino, mamá de Nora.

 

Desde un primer momento este hombre, un alto funcionario del poder judicial provincial que ya no está en funciones, proveía de drogas a Nora. La apartó de sus amigos y familiares hasta pedirle que se mudara con él a su departamento donde ella ni dormía ni comía en condiciones dignas. “E.G. la mantenía incomunicada, sólo nos hablaba desde el teléfono de él. Nora nos contó que la llevaba a fiestas, con dos chicas más, las dejaba ahí para que tuviera sexo con sus amigos y recién se iba al otro día”. Fue este dato el que impulsó a Miriam a sospechar que su hija, y tantas otras pibas más, estaban acorraladas por la trata de personas. Pero la lucha recién empezaba. “Es inimaginable la influencia de E.G. como ex funcionario en el avance de la causa: tuvimos muchísimas irregularidades. En la Unidad Judicial Nº18 no quisieron tomar la causa y en la Fiscalía Provincial Nº2 la tomaron, pero la archivaron al día siguiente».

 

El 3 de junio reabrieron el oficio, aunque lo caratularon como “medidas precautorias”, lo que impide que la familia sea querellante para tener acceso directo al expediente y exigir arrestos o imputaciones. “El 5 de junio la Fiscalía allanó el departamento, que resultó en el rescate de Nora para internarla en el Instituto Provincial de Alcoholismo y Drogadicción, y no secuestraron ningún teléfono o computadora desde donde E.G. nos amenazaba; tampoco se llevaron la droga que encontraron y no constataron la salud física y psicológica de mi hija».

 

El dolor, la desesperación y el miedo no cesan. Nora sigue con un tratamiento de rehabilitación por el daño que recibió. En contra de la ley, le habían asignado a un policía provincial para que la cuidara, en lugar de la Federal; eso repercutió en amenazas hasta que se cambió el custodio. La batalla judicial continúa, en el terreno mismo del patriarcado explotador, donde el victimario manda. Esta resistencia nos recuerda a Marita Verón y a Yamila Cuello, también nos trae a la memoria a todas las pibas que ya no están, que ya no volvieron. Se trata de Nora, se trata de todas.