* Por Alejandra, mamá de una adolescente de 15 años abusada en Ulapes, La Rioja.
Mi hija es una sobreviviente y hoy el abusador “Pepino” Alexander Damián González está viviendo a 200 metros de nuestra casa. Tenemos muchísimo miedo pero no vamos a bajar los brazos: son las injusticias las que nos dan fuerzas para levantarnos, y a mi, mi hija me motiva a seguir. Las secuelas aún quedan, y aumentan cuando la injusticia está a dos cuadras. Hoy me ayuda una amiga, porque a mi me internan seguido por mis úlceras y porque mi hija quedó con ataques de pánico; pensamos que con el paso de los días íbamos a ir olvidando pero no, cada vez es más difícil.
En mayo, a ella le ofrecieron un trago en una juntada de amigos y se empezó a marear. Descompuesta, llegó hasta el baño. Fue allí donde Alexander se aprovechó de la situación y cometió el abuso. Ella recuerda que él le sujetaba con fuerza los brazos, gritaba para que la suelte, estaba encima de ella y la mordía; yo le vi las marcas. Estando ella inconsciente la bañaron y la acostaron en la cama.
A pesar de haber hecho la denuncia en la Comisaría de Ulapes donde fuimos derivadas a la Comisaría de la Mujer, el Menor y la Familia de Chepes, a 60 kilómetros, a mi hija no le hicieron análisis de sangre como deberían. Luego de unos días le salieron erupciones en la partes íntimas y tuvimos que ir al médico en La Rioja capital. Del protocolo correspondiente, ni hablar. La primera indagatoria se realizó después de un mes de lo sucedido, el día 18 de junio, lo llevaron y no quiso declarar.
Hoy “Pepino” Alexander Damián Gonzalez tiene libertad bajo tutela de sus padres, sin custodia policial ni nada, a 200 metros de nuestra casa. Por las noches nos golpean puertas y ventanas, nos intimidan y amenazan. En esta cuarentena nosotras no estamos tranquilas y no podemos salir ni a comprar. Esto no da para más, necesitamos obtener calma y justicia.