Desde que empezó el invierno, en el barrio Constitución de San Rafael, Mendoza, el frío se siente más que nunca. Y como en nuestros barrios no tenemos acceso a la red de gas natural, debemos comprar garrafas que nos rinden muy poco, ya que las usamos para cocinar y para calefaccionar nuestros hogares. Pero se nos hace insostenible, ya que ¡cuestan 480 pesos! Ahora, que muchas y muchos nos quedamos sin trabajo, ¿cómo podemos seguir sosteniendo los gastos si no llegamos a fin de mes?
Por eso, desde nuestra asamblea poderosa, formamos un grupo entre seis compañeras y compañeros para encarar un proyecto que nos permita afrontar esta época: aprendimos a soldar y fabricamos con hierro nuestras propias “estufas solidarias”. Cambiamos las garrafas de gas por madera, para calentar nuestros hogares y también para cocinar. Así, la plata nos dura un poco más.
La primera estufa ya la entregamos a una familia del barrio que tiene una hija chiquita con discapacidad. Con el pecho inflado de orgullo por poder ayudar a que nuestras vecinas y vecinos sufran un poco menos el crudo invierno, moviéndonos con mucho esfuerzo y compromiso, continuamos contagiando solidaridad.