El grito de este mes gira desde el suelo, con una mirada transparente sobre la situación del país, que llega hasta los oídos del mundo y se plantan en el barro de las villas para analizarla desde todos sus costados: «En casa tengo las necesidades básicas satisfechas, pero la realidad es muy distinta para quienes no tienen los derechos garantizados«. Natalia Oreiro contagia conectividad y solidaridad sabiendo que Argentina no es pobre, «es injusta», que «hay millones de personas sin acceso al agua potable ni elementos para higienizarse, y también se habla mucho de la educación en los hogares sin reconocer que no hay a internet o dispositivos para conectarse».
La actriz uruguaya se hace eco en nuestra portada por las infancias empobrecidas, con números que dan tristeza: «Sabemos que cuando termine 2020 habrá una cifra de 8,2 millones, lo cual equivale a 62,9 por ciento de los niños y niñas que estarán en la pobreza«. Las vecinas de La Poderosa levantamos las ollas para garantizar el alimento de más de 29 mil personas; donde los cortes intermitentes de agua y luz son históricos atropellos. Y en este contexto de profunda crisis educativa, Nuestra Natalia apoya la campaña #ContagiáConectividad, porque el 60% de nuestras asambleas no tiene conexión de red y siempre nos salvan los cuidados en comunidad. Desde su garganta más latinoamericanista, contundente en cada página, ella como madre cree que es impensado que haya situaciones que provoquen tanto sufrimiento. Por eso, en este momento, abraza a Cristina Castro con lo más profundo del corazón, como si fuera una caricia: “Mi mensaje para la mamá de Facundo es un deseo de justicia”.