4 agosto, 2020
, La República

“NUESTRO SUEÑO ES TENER LUZ, AGUA Y CLOACAS“

 

 

Como en muchos otros barrios, en La República, en el corazón de la provincia de San Luis, el invierno nos resulta insoportable: nos duele y nos lastima, literal. Hace cinco años levantamos los primeros palos, estiramos techos de nylon y clavamos chapas, acá, donde 3000 vecinas y vecinos encontramos un refugio. Sobrevivimos a este infierno helado que suele alcanzar temperaturas bajo cero y, para peor, cuando el viento sopla a 60 o 70 kilómetros por hora, el peligro de derrumbe causa pánico: tiemblan las estructuras hechas con tarimas de maderas y debemos prestarle atención a que no se caiga el techo; a veces nos turnamos para vigilarlo. Cuando comenzó la cuarentena, advertimos a la municipalidad que debíamos encontrarle una vuelta para no morir por hambre o frío: 10 kilos de leña, calefacción para 4 horas en el brasero, valen 100 pesos, pero pueden costar la vida, ya que corremos el riesgo de intoxicarnos con el humo o que se nos incendien nuestras casas. Pero no nos queda otra.

 

Actualmente, en La República vivimos casi 15.000 personas; según el Registro Nacional de Barrios Populares, el 89% de quienes habitamos estas barriadas no contamos con acceso al agua corriente, el 98% no contamos con red cloacal, el 68% no contamos con tendido eléctrico formal y el 99% no contamos con gas natural. Si alguien nos preguntara cuál es nuestro sueño, difícilmente encontraría una respuesta distinta a “tener luz, agua y cloacas”. Si alguien le preguntara a la municipalidad por qué no ocurre, difícilmente encontraría una respuesta distinta a la que nos suelen dar: “Hay que esperar, eso tarda mucho”, pero aún no se iniciaron las obras correspondientes y todos los días se corta la luz, nunca hay presión de agua, ¡y compartimos una manguera por cuadra! Nuestros hogares cuentan con uno o dos focos y con un solo enchufe. Ahora, que nuestras niñas y niños no pueden ir a la escuela, es imposible que puedan continuar con su escolaridad.

 

#NoMiremosParaOtroLado.
¡Y construyamos una nueva normalidad!