Aunque las armas de la colonización hayan detonado un etnocidio durante “el descubrimiento de américa”, la resistencia originaria echó raíces en todo el Abya Yala. Así, se fue germinando el poder de un pueblo que se vio reflejado en una mujer que alzó el puño para luchar, asesinada hace 248 años por esa impertinencia. Seguimos transitando ese camino que tanto anduvo Bartolina Sisa junto con su familia, para librarse del sometimiento feudal y militar; lo resignificamos cotidianamente en nuestras asambleas. Por ejemplo, así lo vive Yolanda Abrigo, artesana qom de la Quinta 24 de Castelli en Chaco: “Nosotras debemos rebuscarnos para vender y así conseguir el pan. Por eso, el Día de la Mujer Indígena no es fiesta, porque nunca paramos de luchar”.
Bartolina logró organizar al pueblo indígena y a las mujeres aymaras para resistir contra los españoles que se apoderaban de sus tierras. Desde el Bajo Flores, en la Villa 1-11-14 de Capital Federal, esa fuerza ancestral se deja entrever en la voz de Patricia Vargas: «Bartolina fue una de las primeras mujeres que luchó por nuestros derechos, como Juana Azurduy. Con todo lo que está sufriendo Bolivia, históricamente gobernada por extranjeros, me doy cuenta que su lucha está más presente que nunca».
Su herencia rebelde se refleja en las compañeras de Juella, como Quispe Vanesa, de 30 años: “Para mí, reivindicarme como parte de una comunidad y feminista fue un proceso muy complejo, por los prejuicios que históricamente recayeron sobre nosotras. Primero, aprendí a reconocerme como indígena coya, luego a compartir e intercambiar experiencias con otras. Pudimos entender al feminismo como una lucha comunitaria que se va construyendo a medida que entendemos nuestros derechos como tales».
Casi dos siglos y medio después, la voz de Bartolina se replica en las cuerdas vocales de todo un pueblo, reclamando derechos básicos que, hasta la actualidad, en barrios como el de Yolanda no son garantizados: “Acá la comunidad se levanta; reclamamos para tener los caños así podemos conectar el agua”. Mientras la Pachamama y los recursos naturales siguen siendo saqueados y destruidos para el beneficio de unos pocos, seguimos resistiendo para lograr acceder al agua, que es esencial.
Acá estamos, en plena lucha, haciéndonos eco del grito de Bartolina, que todavía se escucha.