Facundo Astudillo Castro conmovió al país desde la garganta de su madre que hizo retumbar su grito más sentido: “Devuélvanme a mi hijo, es todo lo que pido”. Cristina Castro atravesó más de cuatro meses sintiendo que cada día era un combate: “Dejaron una zapatilla como si dijeran ‘tomá, hija de puta, y callate’”. Acompañándola y tipeando desesperación ante otro desaparecido en democracia, buscamos la verdad: “Lo que les falta a las Fuerzas de Seguridad es humanidad”. Pero encontramos operetas por todos lados, ¡hasta filtraron la pericia!: “De la Justicia sólo espero justicia”. En el mismo lugar que rastrilló la Policía sin éxito alguno, unos pescadores encontraron el cuerpo de Facundo; y a casi un mes, la historia se repite cuando otros pescadores encontraron una mochila igual a la que tenía Facu y que contenía sus celulares. Entre tanto encubrimiento y mentiras, fue justamente Cristina quien nos calmó con una respuesta inesperada: “Ustedes son como mis hermanos, yo me siento identificada”. Por eso, sin dar un solo paso al costado, en las villas jamás vamos a olvidarlo: “Una cosa es sentir que era Facundo, pero otra es asimilarlo”. Le pedimos que siga alzando la voz, una y otra vez, que no pare de gritarlo: “La realidad me está pegando un sopapo inmenso y me cuesta sobrellevarlo”. En nuestra tapa mostró esa garganta poderosa que se mantuvo fuerte a pesar del cansancio y nos despidió de aquel encuentro, con la entereza de una madraza: “Llegó el momento de traerme a mi flaco de vuelta a casa”.
15 septiembre, 2020
, REVISTA
GRITEMOS FACUNDO
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