“Coty siempre tenía la misma sonrisa”, cuenta su amiga Gabriela Teresa Mendoza y agrega que “compartía todo, y no te pedía nada a cambio”. Fernanda “Coty” Olmos era una vecina trans de barrio Alfonso. Recordada con cariño por sus vecinas y sus vecinos por su labor solidario durante la inundación de 2003 y famosa entre sus compañeras travestis por resistir en aquellos tiempos en los que seguían vigentes los códigos contravencionales: “Siempre tuvo problemas con la Policía porque no quería arreglar con ellos. Caía presa todos los días. En la comisaría te secuestraban todo, y ella cortaba los lápices delineadores en 5 pedacitos, para los 5 días de la semana. Cuando la enganchaban sabía que ese lo perdía, pero que le quedaban los otros en la casa”.
El 25 de septiembre de 2015, Coty fue asesinada en su casa, en un crimen brutal que sigue impune. Los días subsiguientes, el periodismo y la Justicia la volvieron a matar, negándole el reconocimiento por el que tanto luchó: el fiscal regional Ricardo Fessi y los principales medios de comunicación locales la trataron en masculino.
A cinco años del travesticidio de Coty, su figura sigue viva en las manos de quienes integramos @textiles_lacoty, cooperativa de serigrafía compuesta íntegramente por personas trans. El acceso al trabajo sigue siendo una deuda histórica del Estado en una provincia en la que recientemente fue aprobado el Cupo Laboral Travesti Trans, pero que todavía guarda más dudas que certezas en cuanto a su implementación efectiva; tal como afirma Victoria Stéfano, travesti e integrante de la coope: “Necesitamos políticas específicas orientadas a la salud, a la educación, al empleo, a la vivienda y a la Justicia. Estamos en un camino de conquista de esos derechos y nuestra bandera siempre va a ser la Coty”.
La sonrisa de Coty quizá no figure en las historias oficiales de esta ciudad, pero siempre resplandecerá imborrable en nuestra dignidad.
