Qué miedo genera esa brujería de la desinformación. No sólo el 31 de octubre los barrios son fantasmagóricos y el horror nos desespera. Pasen, miren, y no se asusten: no es para cualquiera.
Foco de enfermedades de muchos de nuestros barrios, navegando sobre el abandono nauseabundo.
Lleva años esperando agua según la leyenda, hasta el momento sólo alberga el sueño de cientos de vecinos de Villa Fátima: tener conexiones dignas en cada vivienda.
Ahí arriba, donde se cruzan los cables y brotan las chispas, nacen los incendios y los sueños se convierten en cenizas.
En Villa La Veredita, más de 150 familias viven obligadas a sobrevivir.
Cabalgando los pasillos, aprendió que la falta de Internet es mala educación.
Lo vemos pasar en silencio, causando pesadillas en todos los barrios populares. Gritamos para que también lo vean.
Ningún romanticismo: vivimos a vela porque no hay tendidos eléctricos seguros.
Si no se puede elegir, no existe la libertad.
