2 octubre, 2020
, ¿QUÉ CARAJO PASÓ?

FACUNDO TODAVÍA HACE RUIDO

 

En los rincones de Pedro Luro había un pibe que gritaba contra las desapariciones forzadas, mientras pintaba un mural por Santiago Maldonado. Este pibito retumbaba bien fuerte cuando en esas calles se escuchaba su risa, su redoblante y su militancia. Hace un mes, todas las posibilidades de encontrar esos sonidos se silenciaron: después de buscarlo 125 días, la familia de Facundo Astudillo Castro reconoció sus restos aparecidos en un cangrejal. “Facu siempre fue el alegre, el chistoso y el cascabel, el que siempre estaba haciendo ruido con cualquier cosa que encontrara, por ejemplo con las lapiceras, sin importar el lugar», así lo recuerda Vanesa Ganduglia, su maestra de plástica en la Escuela Secundaria N°1 que dibuja con sus palabras a ese pibe que tenía un corazón de oro: “Él estaba predispuesto todo el tiempo. Cuando le proponíamos pintar un mural, siempre era el primero en llegar; si hacíamos una jornada solidaria, también se lo veía desde temprano esperándonos”.

Por ese camino de bombos y platillos se cruzó en 2011 con Maximiliano Repp, su compañero del Semillero Cultural: “Era un pibe muy solidario, buscaba un futuro, quería lo mejor para su mamá y su familia. Lo conocí en medio de una batucada de Jóvenes y Memoria, donde teníamos un grupo muy unido”. Levantaba cada bandera porque luchaba por un mundo diferente, como cuenta Maximiliano: “Facu militaba para hacer valer sus derechos y los derechos de los demás”. Esa realidad que el Kufa vivía también era algo sistemático para los pibes de su barrio, como cuenta Vanesa: “Para los chicos, el Semillero era un espacio de encuentro; entonces, que las Fuerzas de Seguridad los vieran ahí, ya era motivo para pararlos, requisarlos y preguntarles qué hacían en ese lugar. Situaciones así vivieron siempre”.

Ayer se reveló el informe de la autopsia que hicieron 14 expertos en la sede del Equipo Argentino de Antropología Forense en la ex ESMA. En 72 páginas relataron la situación en la que se encontraba el cuerpo, más tenebroso de lo que podíamos imaginar: afirmaron que había muerto ahogado, aunque no fue posible determinar cómo. En cuanto a la investigación previa, Maximiliano reconoce que está llena de inconsistencias: “A mí me genera muchas dudas que haya aparecido recién después del cuarto rastrillaje que se hizo en el lugar”.

Pero hay muchos sonidos que acá quedaron y Vanesa está convencida: “El caso de Facu ha hecho que mucha gente entienda la lucha por los Derechos Humanos, nos debe enseñar a construir una comunidad más unida”. El ritmo de la batucada, la risa compañera y, fundamentalmente, el grito militante, seguirán haciendo eco, sin callarse ni un segundo: ¿qué carajo pasó con Facundo?