14 octubre, 2020
, PERIODISMO VILLERO

¡HASTA LA URBANIZACIÓN, 100PRE!

LA GARGANTA 100

Cien, sí, leyeron bien. Cien números de esta garganta que nunca dejó de gritar desde aquel 1° de enero de 2011, pese a tantos pronósticos externos que auguraban un pronto final, “porque una revista villera no se sostiene sin pauta oficial ni publicidad comercial”. Y menos si había que prolongar en el tiempo la calidad en fotografía, diseño, redacción y toooooodo eso plasmarlo en papel ilustración. ¡No! ¡No! ¡No! De ninguna manera, ¡no pueden!, ¡no deben!

 

 

Desobedientes, pudimos.
Y seguimos, porque nos falta casi todo.

Sin embargo, permítannos, queridas lectoras y lectores, aun en esta pandemia de inequidad e individualismo que arrasa y mata, compartirles unas líneas sobre el orgullo y la emoción que sentimos por haber creado un medio de comunicación sin chamuyo ni grieta, ni complicidad empresarial, ni obsecuencia estatal, ni crítica sin argumentos, ni venta de humo a los cuatro vientos. No claudicamos ante el mejor -ni ante ningún- postor, pese a las presiones y frente a las represiones, en pos de hacer el mejor periodismo que supimos gestar desde nuestro Consejo de Dirección que, siempre alerta, camina: todas las vecinas, vecinos y vecines de las asambleas de La Poderosa en América Latina.

Rebeldes, pudimos.

Y seguimos, porque nos falta casi todo.

Esta edición que nos infla el pecho, no es más que otro paso como los anteriores 99, igual que cada conquista de nuestras asambleas territoriales en los doce países que conforman esta unión vecinal que viaja en moto y en colectivo, pero que nunca te deja a pata. Aunque, definitivamente, el número 100 tiene un sabor especial: nos invita a observar hacia atrás para reconocernos entre abrazos, miradas y puños en alto junto a miles de compañeras y compañeros, con la certeza de haber transitado, con errores y virtudes, tantos días, semanas, meses y años sin caer en el amarillismo, el panquequismo o el sectarismo.

Indisciplinadas, pudimos.
Y seguimos, porque nos falta casi todo.

Desde aquel 1° de enero de 2011 cuando gritó Román en la tapa, hasta este Oktubre: pasaron 9 años y 9 meses de alegrías, llantos, discusiones, entrevistas soñadas, desilusiones, cientos de ideas y de producciones taaaan alocadas que fueron aceptadas. Sin frenos, narramos en cada edición el origen y la resistencia de una comunidad distinta, construyendo un archivo único con las historias vivas de los territorios excluidos de Latinoamérica. Así, la revista se convirtió en la puerta de entrada a cada barrio popular y promovió la articulación del movimiento villero por el continente, frente a tanto golpe blando, duro, mediático, judicial… ¡Golpes de Estado por los amantes del capital!

Insubordinados, pudimos.
Y seguimos, porque nos falta casi todo.

Ilusos quienes no creyeron, sordos quienes no escucharon, ciegos quienes no vieron y todavía no nos ven, ¡que seguro es gente de bien! Sí, ¡de bien discriminar! ¿O seguiremos abonando al mito de que hay que votar al rico porque no necesita afanar? Pues ahí anda el macrismo tras espiarnos, perseguirnos y reprimirnos, mientras se victimizaba por las “tormentas” padecidas, cagándose de risa desde las poltronas y el Twitter por las tempestades que nos dejó. En medio de ese tornado, La Garganta fue un pararrayos contra el horror gobernado por cipayos.

Insurgentes, pudimos.
Y seguimos, porque nos falta casi todo.

En este tiempo, más de una vez buscaron corrernos por derecha y por izquierda, por arriba y por abajo. ¿Por qué? Por no abalanzarnos a la arena electoral y priorizar el fortalecimiento de las barriadas, levantando desde ahí el piso de participación política. Peeeero, si gritábamos contra Monsanto, Barrick Gold, la Ley Antiterrorista, las inundaciones en La Plata, el olvido a los Pueblos Originarios o criticábamos la política de Seguridad, pues entonces le hacíamos “el juego a la derecha”; y si bancábamos a las Madres y a las Abuelas, así como reivindicábamos la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la Asignación Universal por Hijo y el Matrimonio Igualitario, pues entonces éramos “oficialistas”… A los Gran Bonetes se les ha perdido la razón, sesgada por el binarismo que provoca la televisión.

Insurrectas, pudimos.
Y seguimos, porque falta Jorge Julio López.

Y muchas y muchos más, porque sólo en esta década gritada en papel, decenas de nombres se volvieron murales en nuestros barrios y llagas eternas en la piel, como las ausencias de Humberto, Gustavo y Pascual, por no haber entrado la ambulancia a la Villa 31; de Juan, que lo mató un derrumbe en Villa Fátima cuando trabajaba en una zanja de una red cloacal mal hecha por el Gobierno de la Ciudad; de Facundo Correa, 14 años, a quien se le cayó un árbol encima de su casa y lo aplastó en la Villa 21-24… un árbol que su mamá había advertido ¡tres veces! a la gestión PRO que podía caerse; de María, 5 años, tras incendiarse su casa en Rodrigo Bueno; de Kevin, 9 años, asesinado en Zavaleta en una zona liberada por Prefectura y Gendarmería; de Rodri Arancibia, 14 años, por una bala perdida en Fátima; de Daniela Guantay, mutilada en Salta; de Luisito García, “Güere” Pellico, “Kiki” Lezcano, Franco Casco, Ismael Lucena, Miguel Reyes, Luciano Arruga, Facundo Ferreira, Pichón Escobar, “Paraguita” Toledo, asesinados por el gatillo fácil y el abuso policial; de Mariela Fernández, estrangulada en Chaco; de Gastón, 13 años, ahogado tras caer en un pozo ciego en Rodrigo Bueno, donde el gobierno porteño no permitía la entrada de materiales; de Micaela Gaona, fusilada en la Villa 21-24; de Facu Rivera Alegre, aún desaparecido en Córdoba desde 2012; de “Coty” Olmos, víctima de travesticidio en Santa Fe; de Tobías, bebé de 8 meses ahogado en una inundación en su barrio Los Álamos de La Matanza; de Sabina, 11 años, tras un femicidio en el Virgen Desatanudos de La Rioja; del Negro, que nos vio nacer y de Ramona, por poner toda, toda, ¡toda su humanidad! ante el virus de la desigualdad.

Por ellas, por ellos y por tantas y tantos más, pudimos.
Y seguimos, porque falta un proyecto de vida que reemplace a este proyecto de muerte.

Porque nos sobra agua contaminada, pero nos falta agua potable. Nos sobra nafta, pero nos falta gas natural. Nos sobran incendios, pero nos faltan conexiones eléctricas seguras. Nos sobra unidad, pero nos falta conectividad. Nos sobra el olor a mierda, pero nos faltan cloacas. Nos sobran pozos descubiertos, pero nos falta asfalto. Nos sobra dengue, pero nos faltan ambulancias. Nos sobran trabajadoras esenciales, pero nos falta reconocimiento. Nos sobra sororidad, pero nos faltan compañeras…

Y sí, es así, nos falta casi todo, también Clara Anahí, pero nos sobra militancia, dignidad y 30 mil motivos para ya estar pensando en la próxima edición.

Nos falta un poquito menos que aquel 1° de enero…
¡para la urbanización!

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