* Por Sergio “Oveja” Hernández, DT de la Selección Argentina de Básquet, para la Garganta N° 100.
Yo vengo de Villa Mitre, Bahía Blanca, que en mis tiempos era un barrio bien barrio. Ahora está mejor, pero cuando era pibe, yo era villero a mucha honra. Teníamos etapas en casa: a veces bien económicamente y otras tantas en la pobreza, sin términos medios. Recuerdo que el club estaba a dos cuadras y sólo tenían fútbol y básquet; podríamos decir que nací con una pelota naranja debajo del brazo. Aprendí que el deporte educa. Hay roles que debemos respetar, jerarquías, reglas, disciplina, ser solidarios. Así es como un equipo forma valores humanos. Yo viví mi adolescencia en dictadura, entonces, si me preguntaban de más joven sobre la desigualdad, les hubiese dicho que para 2020 todo sería mucho mejor, que no habría tanta diferencia entre ricos y pobres. Y la realidad es que yo noto que cada vez hay más gente con un egoísmo que daña y que incluso lo hacen intencionalmente, eso es muy grave.
Los que tenemos privilegios no somos conscientes de que llegamos a casa y tenemos agua potable cuando abrimos una canilla. Algo tan básico que resulta inimaginable que otras personas no lo tengan. Sin embargo, me asusta más que el agua, la electricidad o el gas no sean derechos adquiridos. Y que haya gente como Ramona de la Villa 31 pidiendo agua, nos debe causar mucha vergüenza como humanidad.