* Por Sonia Guajajara, lideresa indigenista brasileña, en el Día Mundial del Hábitat.
Desde el inicio, Jair Bolsonaro dijo que no habría tierras indígenas, que era una decisión política. Él realiza un ecocidio al mismo tiempo que un genocidio y por eso lo denunciamos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Y ya sabíamos que era perverso, que se ríe de la desgracia y que se toma con humor las muertes. Es alguien que habla de Brasil, pero sueña con dárselo todo a Estados Unidos y por eso sus proyectos van contra los más vulnerados. Nosotros queremos democratizar la tierra, necesitamos de manera urgente una reforma agraria, aunque su gobierno apunta al agronegocio.
La pandemia demostró esa falta total de compromiso. Ya van 800 indígenas muertos y más de 30 mil contagiados, pero la Secretaría Especial de Salud Indígena nunca estuvo a la altura del problema. Con el Estado negligente actual y una pugna con el Congreso, fue necesaria la intervención del Tribunal Supremo Federal. A pesar del dictamen a favor de nuestros reclamos, seguimos sin ningún tipo de respuestas desde hace tres meses.
Además, tenemos que estar atentos todo el tiempo con las políticas discriminatorias, porque hay experiencias como las de Alto Solimões, noroeste amazónico, donde mandaron a un médico con coronavirus y murieron 58 personas de la tribu Kokoma. Y lo cierto es que además de visibilizar la expansión del virus, gritamos para denunciar la quema y la deforestación de más de un millón y medio de hectáreas de nuestra selva; se comprobó que agosto tuvo el 63% de los incendios en lo que va del año: 20 mil. En septiembre ya hubo más de 30 mil. Es indignante notar que nadie se preocupa por esto. Se limitan a ver videos y a hacer bromas; es un gobierno que no merece credibilidad en el mundo.
Necesitamos estrategias para combatir al fascismo y al bolsonarismo. Una presión popular, denuncias, y no aceptar todas estas farsas para emanciparse, ¡hay que reaccionar! La gente debe levantarse.