29 noviembre, 2020
, No a la mina

Chubut desde abajo

No a la mina

Deber 13 mil millones de pesos de salarios estatales no era suficiente para los funcionarios chubutenses; estar 8 meses pagando escalonadamente tampoco, y menos aún que la provincia esté endeudada por más de 1150 millones de dólares. Claro que no bastaba, todavía se podía cavar más hondo. ¿Cómo? Con la actividad megaminera.

Por supuesto, ante la crisis económica, el Gobierno Provincial no parece recordar que existe el medio ambiente. Y cava, cava aún más profundo en el desastre local, mientras envía un proyecto a la legislatura para “zonificar” el territorio en el que se realizaría megaminería, a pesar de que es ilegal hacerlo porque hace 17 años existe la aprobación de la ley 5001 que prohíbe la actividad minera metalífera en la provincia. Esto lo define Andrés Nápoli, director de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales: “El proceso de zonificación que intenta establecer Arcioni en la provincia es inconstitucional porque vulnera el plazo establecido por la ley. Entonces, si se quiere realizar, no puede hacerlo atajándose en la parte incumplida de la Ley, sino que debe debe buscar otras normativas o plantear una completamente nueva que sea integral”. Sin embargo, la misma ley prohíbe la minería a cielo abierto y la utilización de cianuro que nunca tendrá la aprobación del pueblo: “Tanto en Chubut como en el resto de la Argentina se incumple el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que establece el diálogo previo e informado con las comunidades cuando se vaya a establecer explotación de recursos naturales que modifique sus formas de vida. Y, sin mencionar, que en el 2003 el 82% del pueblo chubutense ya se había opuesto a esta actividad a través de un plesbicito hizo nacer la ley contra la megaminería”.

Nina D’Orazio es una de las valientes integrantes de la Asamblea de Autoconvocados por el No a la Mina, que alza su voz para advertir que están amenazando al pueblo: “El principal problema es que contamina el agua. Como el oro, la plata y el plomo están diseminados, se tiene que triturar la roca hasta hacerla polvo y ponerla, para su extracción, en una sopa química en la montaña. Esto no sólo perjudica las napas subterráneas, sino que los tóxicos se liberan al oxígeno y se destruyen las cadenas tróficas en sí mismas, desde el follaje de las plantas hasta los animales”. Además, las vecinas y vecinos organizados contra la minería sufren escuchas ilegales, allanamientos en sus domicilios y las detenciones arbitrarias porque luchan por la salud de su tierra y de su pueblo.

Argentina es uno de los países con mayores recursos mineros del mundo y, aunque traten de imponer la lógica extractivista que destruye el ambiente, acá resistimos: con la tierra y con su gente.