En el Barrio Madres a la Lucha ya no podemos seguir viviendo frente al Vaciadero Municipal de Río Gallegos que ni siquiera recibe un adecuado tratamiento de los residuos y lleva casi dos décadas acumulando basura. Esto se vuelve la pesadilla de vecinas como Rita Aguilar: “Hoy lo sentimos muy normal, pero afecta muchísimo porque hay familias que se enferman y niños con problemas respiratorios”. Además, no sólo está dentro del tejido urbano y cerca de los barrios, sino que es un foco activo de incendio que libera humo y partículas extrañas que irrumpen en nuestros hogares, en nuestra salud física, psicológica y emocional, como le pasa a Mónica López, que convive con una nube tóxica entrando a su casa: “Siento que vivir tan cerca del Vaciadero es una falta total del Estado con nosotros, que somos personas. Es un sacrificio constante que se suma a la falta de acceso a servicios básicos fundamentales, como luz y cloacas”.
Ante la dificultad de lavarnos las manos para cuidarnos del coronavirus, debemos multiplicar los esfuerzos porque cualquiera puede ser factor de riesgo por los problemas pulmonares que provoca la quema. Así lo demostró la semana pasada la misma Secretaría de Niñez y Familia, dependiente de la Municipalidad de Río Gallegos, que realizó una publicación diciendo que “los basurales a cielo abierto son un foco de infección y nos exponen a un gran riesgo sanitario”, como si desconocieran lo que padecemos. Además, remarcan las posibles infecciones, ya sean respiratorias, alérgicas, por cortes, envenenamiento por productos químicos y otras enfermedades como las que transmiten roedores e insectos. Sin embargo, no presentan ninguna solución ni se responsabilizan de la situación y culpan al barrio para que quienes vivimos ahí “tomemos conciencia de no ingresar al Vaciadero”, ¡que deberían haber trasladado hace 18 años!
Acá al lado, el sufrimiento es permanente.
Necesitamos que cierren y trasladen el basural, ¡urgente!