18 noviembre, 2020
, Grandes fortunas

LA TRAVESÍA DE LA EQUIDAD

Grandes fortunas

Adivinen qué… Con sólo el 0.1% del Aporte Solidario Extraordinario de las Grandes Fortunas, podríamos garantizar los alimentos de todos nuestros comedores por un año entero: sí, el equivalente a más de 35 mil platos de comida para vecinas y vecinos de nuestros barrios. El economista Alfredo Zaiat define esta medida: “Es un primer paso muy importante; es un aporte, no un impuesto, y ya se ven las resistencias que va teniendo. Esperemos que no quede en un gran primer paso y que continúe la travesía de sostener este proyecto para que haya una reforma impositiva amplia e integral, que sea progresiva y equitativa: eso es fundamental para intentar reparar las profundas desigualdades que existen hoy en Argentina”.

Según la AFIP, con la colaboración de las 9298 personas físicas que tienen declarado un patrimonio superior a 200 millones de pesos, se recaudaría una suma superior a los 307 mil millones. A pesar de que un porcentaje se utilizará para programas de exploración de gas natural, otro tanto se destinará a atender la emergencia sanitaria, el financiamiento de PyMEs, la generación de becas educativas y el desarrollo de los barrios populares: “La decisión política es la redistribución de ingresos para generar una infraestructura básica y servicios a sectores postergados; en todas las sociedades, para crecer en convivencia democrática, los que más tienen deben aportar más y los que menos tienen deben pagar menos y a la vez recibir del Estado mayores posibilidades para poder progresar, precisamente con el fin de construir una sociedad equilibrada y equitativa. Lo fundamental es que sea de arriba para abajo, no de abajo para arriba”.

En el último mes, la canasta básica subió seis puntos, doblando la inflación, y acá abajo nos pega muy fuerte, sobre todo en esta coyuntura; Alfredo coincide en que “es un punto muy preocupante y un castigo adicional a los sectores populares; el gobierno tiene que tenerlo en cuenta y ocuparse, porque sin la mejora de los ingresos, se deteriora la calidad de vida y el bienestar general”. Este puntapié es clave pensando en un modelo sostenido que acorte la brecha de la desigualdad.

Para no perpetuar la pobreza,
es necesario repartir la riqueza.