* Por Claudio Malizia, padre de Yamil Malizia, asesinado por la Policía en Córdoba el 13/11/2018.
Con Yamil vivíamos en Colonia Almada, un pueblo con 400 habitantes, donde lo hostigaban por circular con su moto: una 50cc que él amaba. Se la quitaron 3 veces, la última vez fue el 3 septiembre de 2018, cuando radiqué la denuncia en el destacamento policial. El hostigamiento que recibía era muy descarado, al punto que comenzó a ser discriminado en la escuela, hasta que Yamil decidió no seguir con los estudios. Incluso se fue a vivir a Río Tercero con su mamá porque no aguantaba más.
El 7 de noviembre un amigo lo fue a buscar para jugar al fútbol. Como él no tenía plata, quedó en ir más tarde en moto para tomar una gaseosa. Él estaba acompañando a sus amigos al terminar, cuando aparecieron 4 móviles policiales. Su amigo estacionó el auto, pero Yamil, con el miedo que tenía, se escapó. Lo persiguieron hasta que un auto impactó contra él, quedando inconsciente. Los uniformados dijeron que lo perseguían por robar, excusa que se les cayó porque había gente que vio el choque y que conocía a Yamil; ahí cambiaron su discurso por accidente de tránsito. Cuando me enteré dije “¡no, accidente nada!”. Mi hijo falleció con 16 años de edad: lo arrancaron de mi lado.
La causa está caratulada como siniestro vial. La fiscal Andrea Heredia Hidalgo realizó peritajes al auto y a la moto de mi hijo, pero se olvidó los testigos, las cámaras y las pericias a los móviles de la Policía. Siendo querellantes en la causa, en dos años no pude acceder a los archivos. Mi abogado se apartó por las amenazas que recibía y no hay ningún imputado. Estoy devastado, extraño mucho a Yamil. Siempre fue alegre, jugaba al fútbol y cantaba, era mi “duende saltarín”. Mi misión es seguir visibilizando el caso, me mueve la verdad que intentan tapar; la Policía realizó un plan sistemático de agotar a mi hijo hasta matarlo, ¡no fue un accidente, fue un asesinato!