20 noviembre, 2020
, Marcha de la gorra

NUESTRA VISERA COMO BANDERA

Nacida en suelo cordobés y replicada en distintos puntos del país, organizada y bien plantada, es la decimocuarta vez que la Marcha de la Gorra denuncia la estigmatización, el abuso policial y la violación de los Derechos Humanos. Por eso nos paramos de manos: en este 2020, además de la crisis alimentaria y la emergencia sanitaria, nuestras barriadas constantemente sufrieron las violencias uniformadas, como siempre, porque no existió cuarentena para las Fuerzas de Seguridad y su hábito incorruptible… ¡El otro enemigo invisible! En la provincia de Córdoba ya hubo siete casos de gatillo fácil en lo que va del año, muchos bajo el mismo paño que lo avala: el silencio ante el ruido de una bala. Fueron 21 los efectivos de la Policía cordobesa imputados por poner la mira de sus pistolas en vendedores ambulantes y jóvenes estudiantes de cualquier barrio vulnerado. ¿Y el Ministerio de Seguridad de la Provincia dónde estaba? Mirando para otro lado. Como si fuera poco, apareció para lanzar un nuevo “Protocolo de Actuación Policial para el Uso Legal y Racional de la Fuerza”. Miren qué loco, cómo se esfuerza, ¿y hubo alguna novedad? No, ninguna. Ni racionalidad, ni legalidad, ni efectividad. Sólo la dolorosa, vieja y conocida impunidad.

Es muy jodido, porque está todo podrido y la represión estatal es una lógica violenta que la Justicia no enfrenta, sino que le pasa por los costados; sólo tienen condena firme el 10% de los agentes imputados. Definitivamente, ningún maquillaje protocolar ni las cúpulas que pretenden cambiar, atacan realmente la problemática, que cuenta con la connivencia mediática. ¿Y en el resto de Argentina? ¡Más de lo mismo! Pibes torturados y desaparecidos por la Policía, todavía sepultados bajo el silencio del periodismo. Con la dignidad que fortalecimos desde 2007, hoy virtualmente gritamos fuerte por todos los que sufrieron los palazos de un sistema que los condena a ser perseguidos y asesinados, pero se abrazaron a esta causa colectiva, unidos y lastimados, para transformar en lucha el llanto. Vomitamos bronca y nos duele ver que la historia se repite, y sí, ¡es para tanto! .

A las villas no nos queda otra que organizarnos, porque es la única forma de cuidarnos cuando nos siguen pegando abajo con tanta ferocidad. Mientras exista violencia policial, habrá Control Popular a las Fuerzas de Seguridad.