Al costadito del Riachuelo no contamos con los dedos: hacemos las cuentas y 2+2 no son 4. ¿Cómo? No, 2+2 son 40 mil. Pará, paremos un poco, ¿le faltan pilas a la calculadora? No, tampoco. Vecinas y vecinos de la Villa 21-24, a quienes nos relocalizaron en los complejos Ribera Iguazú, Osvaldo Cruz y Alvarado, multiplicamos la indignación, potenciamos la bronca y aún así no comprendemos tanta negligencia de las prestatarias.
En la Ribera Iguazú, sufrimos en carne viva estos horrores en 118 viviendas: Horacio Rodríguez Larreta nos dejó a la deriva porque costear los impuestos, nos cuesta un riñón. Las facturas aumentaron de $300 hasta $12.000 y la empresa vino sólo una vez a medir el consumo. ¿Cómo lo sabemos? Tenemos las llaves de las salas de los medidores guardadas en un cajón, juntando polvo, ¡son puro humo! A quienes cobran una jubilación mínima de $17.000, les caen boletas de $7.500 de Edesur y del gas. Y como las cuentas seguían sin dar, nos juntamos con Metrogas: reconocieron que el 71% de los 250 reclamos tenían «errores». Antonio, vecino de la 21-24, afirma que “el desorden administrativo es total”. En sus facturas aparecen los medidores de otros departamentos: «Para la factura que vendrá ahora, no tengo ni la décima parte de lo que necesito para pagarla».
Elisa, consejera y delegada del Complejo Ribera Iguazú, explica: «La mayoría de mis vecinas del complejo son madres solteras y laburan en espacios comunitarios, donde los sueldos son en promedio de $9.000». Es desesperante, así no se puede más. Las facturas son apocalípticas para nuestros bolsillos y lo gritamos otra vez: no podemos vivir con lo que cobramos por mes.
¿Ya ven? Acá abajo 2+2 no da 4. Son $7.000, $12.000, un verano sin luz y una noche sin cena, porque la canasta básica saltó un 6,6% en octubre y, con estas tarifas, los números no cierran. Porque sí, nos relocalizaron con estos impuestos como una condena. Nos rascamos la cabeza, hacemos las cuentas, pero duele el resultado. Lo intentamos muchas veces durante horas y no nos cuadra, es un infierno de verdad: ¿le faltan pilas a la calculadora o al Gobierno de la Ciudad?