Desde el 25 de septiembre de 2018 las noches dejaron de ser buenas para la familia Gusmán. La culpa la tienen Diego Íbalo y Rodrigo Molina de la Policía de Entre Ríos, que le dispararon a Gabriel en el barrio Capibá de la ciudad de Paraná.
Durante más de dos años la causa estuvo estancada y el mes pasado los fiscales Juan Francisco Ramírez Montrul y Gonzalo Badano decidieron archivarla por “falta de pruebas”, cuando ni siquiera llamaron a los acusados a indagatoria. Frente a tanta impunidad, decidimos concentrarnos en Tribunales a pedir justicia, respetando los protocolos por la pandemia. «Es muy doloroso, pensé que Justicia iba a estar de nuestra parte, pero se equivocó, está de parte de los asesinos; voy a seguir luchando, voy a seguir hasta las últimas consecuencias», nos aseguró Alejandra López, su mamá.
Gabi era un pibe alegre, amante de los animales, le encantaban los canelones de su mamá y trabajaba en la construcción. Su ausencia se refleja en la silla que nadie ocupó en estas fiestas, en la copa vacía al momento de brindar y en el dolor desgarrador de unos padres a quienes les arrebataron a un hijo y les quitaron hasta el derecho a festejar; seguimos luchando para mantenernos de pie exigiendo justicia por Gabriel.