* Por Héctor Fabián, representante de la comunidad Diaguita Kallchakí Las Pailas, de Salta.
Durante muchos años, nuestra comunidad ha sufrido y resistido mucha persecución. Y el domingo pasado se intensificó cuando el Juzgado de Garantías N°8 dio una orden de desalojo que a las 24 horas quedó sin efecto. Eso no evitó que el jueves de esta semana llegara el comisario Sergio Villanueva, de la Comisaría Seccional N°61 de Cachi, con una actitud muy prepotente y queriendo empujar a todos, diciendo que “debíamos dejar trabajar a la familia Wayar”. Quisieron meter sus máquinas por la fuerza y nos negamos. Les pedimos dialogar, pero las 12 personas que venían con la máquina tenían una actitud muy violenta, ¡incluso cargaban cuchillos! Entraron por la fuerza al territorio y metieron todas sus máquinas para remover las tierras, cuando no debían hacerlo.
A pesar de que el Procurador General de la Provincia, Abel Cornejo, nos había dicho ese mismo día que por la tarde llegaría un fiscal y que no habría desalojo, nos reprimieron con brutalidad. Les dijimos que debían esperar que estuviera el fiscal para poder ingresar. Sin embargo, la Policía empezó a dispararnos con balas de goma a menos de dos metros, nos empujaban y nos golpeaban con los escudos; muchos en la comunidad terminaron con heridas cerca del ojo, el cuello y el pecho. La Policía de la provincia empezó a rodearnos. Intenté salir de ese círculo, pero me tiraron al piso con la cara apretada contra la tierra y me empezaron a pegar. ¡No me dejaban respirar! Uno de los efectivos tenía su rodilla sobre mi espalda, otro me sostenía la cabeza y un tercero me agarraba las piernas.
Me esposaron y, cuando me levantaron, me taparon la boca sin tener en cuenta que tenía puesto el barbijo y esto no me dejaba respirar; me estaba ahogando y no les importaba. Fuimos cuatro personas detenidas. A mí me llevaron detenido en el móvil, mientras me seguían pegando; otras de las detenidas, a la cual también golpeaban, fue una comunera que está embarazada. Terminamos en una comisaría de Payogasta, que está a 28km de la comunidad, donde nos metieron en un calabozo hasta las 22.30 hs. ¿Por qué pasa todo esto? Porque la familia de Florencia y Carolina Wayar siempre han amedrentado a toda nuestra comunidad y hoy dicen que estas tierras les pertenecen, pero no tienen ningún papel ni argumento para demostrarlo. Ambas son primas del ex vicegobernador de Salta, Walter Wayar. Yo estoy a cargo del Instituto Provincial de Pueblos Indígenas de Salta y mi labor es lograr que se cumplan nuestros derechos. Sin embargo, la misma provincia mandó a que nos repriman: le transmitimos al comisario nuestra voluntad de dialogar; la respuesta que tuvimos fueron los golpes. En junio de este año, desde la comunidad hicimos una denuncia porque ellos querían usurpar estas tierras comunitarias. Lo único que hizo la auxiliar fiscal María Mattar, dependiente la Fiscalía N°6, fue desestimarlo. Sólo queremos trabajar la tierra, cultivar y vivir en paz. Por eso, hoy nos seguimos preguntando, ¿quiénes son los verdaderos usurpadores? ¿Nosotros, que siempre vivimos acá y cultivamos, o ellos que vienen a quitarnos todo?