21 diciembre, 2020
, Estallido social

TODO ESTÁ GUARDADO EN LA MEMORIA

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Hoy en Rosario nos movilizamos porque, como cada Diciembre, volvemos a sentir cómo se nos eriza la piel al recordar la tensión que se respiraba sobre el final de ese fatídico 2001. El hambre era el menú del día, las movilizaciones marcaban la agenda y la orden de reprimir estaba al caer. En Santa Fe, la Policía provincial acató la directriz del entonces gobernador Carlos Reutemann y el saldo es una herida imborrable: nueve santafesinos nunca volvieron a sus casas, asesinados por la violencia salvaje.

Walter Campos, Yanina García, Ricardo Villalba, Graciela Machado, Rubén Pereyra, Claudio “Pocho” Lepratti, Graciela Acosta, Marcelo Pacini y Juan Delgado no son sólo un número: eran madres, hermanos, hijas y amigos.

María Martínez, pareja de Rubén Pereyra, nos abrió las puertas de su casa del barrio rosarino Las Flores: “Se comentaba que iba a venir un camión del hipermercado Libertad a repartir bolsones y mi cuñado vino a buscarlo para ir a recibir la mercadería. Dos horas más tarde, me golpearon la ventana y me dijeron que le habían disparado, que Rubén estaba muerto”.

Yanina García recibió un tiro sin haberse alejado de la puerta de su casa: “Estábamos pasándola muy mal, no había trabajo y no teníamos ni para comer. El día que la mataron, estábamos en casa, asustados, porque se escuchaban detonaciones por todos lados”, recuerda su madre, Lila Mansilla. La Policía seguía reprimiendo cuando estaban velándola: “Los comandos pasaban con las patentes tapadas con trapos y le disparaban balas de goma a todo aquel que estuviera en la calle”.

“Hoy no estoy acá para pedir justicia, porque ya se que no la habrá; estoy acá para que se los recuerde a todos y que no haya otro Juan, otra Graciela, otro Pocho. Que en las escuelas se hable de lo que pasó para que no vuelva a ocurrir”, resuena el grito de Catalina, hermana de Juan Delgado. Es necesario que los culpables paguen por las balas de plomo que marcaron nuestra historia.

Las víctimas del 2001 siempre estarán presentes, porque tenemos memoria.

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