10 enero, 2021
, RODOLFO WALSH

“EL PERIODISMO COMO MODO DE CIRCULACIÓN DE LA VERDAD“

RODOLFO WALSH

* Por Lila Pastoriza, periodista militante que trabajó con Rodolfo Walsh en la Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA) y sobreviviente del centro clandestino de detención de la ESMA.

Hacia fines de 1975, Rodolfo Walsh me convocó junto con otros compañeros, Lucila Pagliai y Carlos Aznares, para adiestrarnos en el manejo de archivos y de medios públicos de comunicación. Al poco tiempo supimos que esa práctica era parte de la preparación y montaje de ANCLA, instrumento periodístico pensado por Walsh para enfrentar al bloqueo informativo que impondría la inminente dictadura. «Resistir es informar», decía Rodolfo. El terror se afirma en la incomunicación. Hay que denunciar lo que se oculta, hacer circular la verdad, que en manos del pueblo es un arma poderosa.

Tras su acercamiento en los años sesenta a la lucha de grupos peronistas y con la importante experiencia de haber dirigido el periódico de la CGT, en la década del setenta Walsh compartió con las generaciones movilizadas de entonces la prioridad de la militancia política. Convencido de que atravesábamos una etapa de resistencia popular, hacia 1976 logró que la dirigencia de Montoneros, pese a algunas diferencias que más adelante se agravarían, lo autorizara a poner en marcha su iniciativa de la Agencia Clandestina. Walsh definió con precisión los objetivos de ANCLA: romper el bloqueo informativo, agudizar las contradicciones del bloque de poder y posibilitar la participación popular en redes de información. Y al tiempo que determinó cómo lograrlos; información cierta y rigurosa, estilo sobrio y preciso, estructura artesanal simple y elementos del equipamiento básico como las maquinas de escribir, papelería y el mimeógrafo.

Con reducidos equipos de militantes, de colaboradores que aportaban y distribuían información, la prensa clandestina hizo llegar sus cables a las redacciones de los medios, agencias de noticias, corresponsales extranjeros, profesionales, agrupaciones sociales y de defensa de derechos, entre otros sectores. Fue una tarea muy singular, a la que también contribuía gente que “se animaba”, la que pasaba un dato, la que la comentaba en su trabajo, a sus amigos o vecinos. ANCLA difundió información importante, hasta entonces desconocida, como fue la denuncia de los centros clandestinos de detención, un informe especial y detallado sobre el grupo de Tareas de la ESMA, el hallazgo de cuerpos de personas tiradas al río y al mar, entre otras muchas noticias. Rodolfo Walsh nació hace 94 años. Podemos concluir que su férreo compromiso con la causa popular, expresado por distintas vías, tuvo en el periodismo que practicó -el de la verdad cruda de los hechos, de la denuncia directa y del relato documental- el instrumento político que actuaba sobre la realidad.

Para el Walsh escritor, periodista y militante político, la investigación fue el eje de su obra y de su acción. La investigación profunda que revela la incógnita, las mentiras ocultas de la sociedad, que descubre y saca a plena luz. Esa investigación se abre en dos ramales: el que nutre al periodismo, el testimonio y la denuncia que impulsan la acción, y el que se despliega en el relato literario, donde la ficción juega el rol importante.

Desde los tiempos de “Operación Masacre”, el gran texto periodístico surgido de aquel “hay un fusilado que vive” -escuchado por Rodolfo en un bar sobre la masacre de José León Suárez en 1956- hasta ese 24 de marzo de 1977 en que firmó su “Carta de un escritor a la Junta Militar, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”; la trayectoria de Rodolfo Walsh expresó al hombre -riguroso, irónico, firme y apasionado- que luchó con coherencia y sin pausa contra la injusticia.

El 25 de marzo de 1977 Walsh fue acribillado en una calle de Buenos Aires por una patrulla de la ESMA. Tenía 50 años. Ese viernes, su último gesto fue disparar con su Walther 22 para no caer vivo en manos del enemigo. Lo logró. Minutos antes había despachado por correo las primeras copias de su último texto. Y en palabras de Lilia Ferreyra, su compañera, dichas muchos años después, “su carta atravesó el tiempo”. Y así es.