1 febrero, 2021
, Salta

“AGUA, ¡CÓMO TE DESEAMOS!“

wichisalta

En las comunidades originarias de Salta no hay ni siquiera un poquito y desde hace 3 años venimos reclamando. ¿Quién no sueña con la pileta cuando hacen 40 grados? ¡Acá nos toca llenar la pelopincho para almacenar lo que vamos a consumir! Vivimos en el mundo de lo absurdo, donde llueven agrotóxicos, se destila ecocidio y se secan los lagos. Un mundo tan absurdo donde le falta agua a una comunidad entera porque la bomba no funciona y está abandonado el pozo del que se abastece. Un mundo tan absurdo que no se escuchan los gritos, aunque se entonen desde la ruta.

En Salta, el 41% de la población está debajo de la línea de la pobreza. A 600 metros de La Golondrina y a la misma distancia de La Anglicana, se encuentra Chel Huyk Quebrachal; entre las tres comunidades originarias hay 200 familias que reclaman lo mismo: acceso al agua potable. La Golondrina dispone de una sola manguera que está parchada con la cámara de una bicicleta. Gabriel Mendoza tiene 43 años y es uno de los tantos caciques que levanta su voz para denunciar la emergencia: “La Municipalidad de Santa Victoria trae agua sólo cada 20 días, pero no alcanza, nos dura una semana y después nos quedamos sin nada.Cuando vienen, alcanzamos a cargar tres tanques que elevan la temperatura del agua por el calor y una pileta que se llena de gusanos con el paso de los días”.

Tanto la Municipalidad como el Gobierno provincial saben perfectamente que no alcanza. Entonces, llegamos a lo más absurdo que se vuelve habitual: personas deshidratadas con descomposturas y un sistema sanitario prácticamente inalcanzable, pueblos desamparados con altas temperaturas y escasísima capacidad de almacenamiento. Así es la locura de este sufrimiento que Gabriel padece diariamente: “Cuando hace mucho calor, el agua que traen nos provoca diarrea, dolor de cabeza y de estómago. Para colmo, no tenemos enfermeros y debemos ir al puesto sanitario de Santa María, un pueblo ubicado a nueve kilómetros, dificultando aún más el acceso a la salud”.

El sol pega fuerte, y duele casi tanto como desaprovechar el pozo que está construido hace un año: “Es muy triste tenerlo y no poder usarlo, llevamos meses esperando que traigan las mangueras, grifos y un tanque elevador para inaugurarlo. El 15 de enero, varios caciques viajamos a Salta capital para tener una reunión con el intendente de Santa Victoria y con funcionarios provinciales de Salud y Educación; ahí les planteamos la urgencia de la red de agua potable y una empresa ganó la licitación de la obra… El 22 de enero mandaron a unas personas y prometieron empezar a trabajar esta semana, pero aún no hay noticias y cada día empeora la situación”.

En el mundo de lo absurdo, los responsables hacen agua y los pobres morimos por deshidratación.