* Por Belén Miranda, ex pareja del femicida Matías Ezequiel Martínez, para Úrsula Bahillo.
Ay, Úrsula, qué mierda todo esto. Te escribo con un nudo en la garganta y un dolor muy profundo que me parte el pecho. Empujo estas palabras desde donde puedo, con las fuerzas que me quedan, recordando tu valentía, tu mensaje preguntándome si podíamos juntarnos urgente. Te juro que suponía por qué me hablabas, por eso nos encontramos el jueves, después de tanto tiempo sin vernos. No puedo borrar de mi mente ese preciso momento donde nos vimos: nos abrazamos y no me soltabas. Ya sabía todo, ya imaginaba tu dolor, ya me reconocía en tu sufrimiento por haber pasado lo mismo. Todavía te siento con todo ese miedo a morir y la necesidad de desahogarte; Úrsula, todavía te siento desesperada, te miro a los ojos y veo el terror que tenías de ser una más en una lista enorme de femicidios.
Debo confesarte que a veces me siento culpable y necesito decírtelo. En ocasiones tengo esa sensación horrible de que podría haber hecho algo más por vos, pero también estaba asustada y sólo quería irme para estar con mis hijos. No puedo explicarte lo que sentía cuando me mostrabas cada foto que guardabas en el celular: los golpes, los moretones, los pelos que te arrancó, las manos lastimadas… Esa violencia también dolía en mi cuerpo. Te prometí que te acompañaría, estuve y seguiré estando, aunque sé que no alcanzó; mientras te escuchaba decir que Matías te iba a matar, por dentro sabía que era cierto, porque lo conocí y porque también sufrí sus amenazas, sus empujones y hasta su arma reglamentaria apuntándome, porque lo denuncié en 2017 e igual aparecía por mi trabajo y no pude volver a mi casa por dos meses. Yo me pude escapar porque mis hermanos y mi familia siempre estuvieron cerca para defenderme, por eso decidí ayudarte a hacer la denuncia y me alegré mucho cuando al día siguiente, el viernes, me mandaste “Ya lo denuncié”, con la confianza de que “¡Se va a caer!”. Y ahí volvieron los insultos porque te juntaste conmigo, las amenazas de que nos iba a matar a las dos; qué difícil todo lo que viviste, Úrsula. No podías hacer nada sin que él lo supiera, es imposible vivir si padecés a alguien que te persigue y sabe cada movimiento tuyo, que te inunda de mensajes advirtiéndote lo que hará.
Y lo hizo. Y nos duele.
Nos enseñaste que no hay que callarse; que si de algún modo te lastima, no te quiere. Tengo la plena conciencia de que podría haberme pasado a mí, y también sé que le puede pasar a cualquier mujer, pero no estamos solas. Nos tenemos mutuamente. Es importante hablar, y por eso te agradezco; por confiar en mí para salir de esa oscuridad envolvente, pero también por mostrarnos que debemos gritar, que el silencio no es opción jamás.
Vamos a buscar justicia por vos,
para que no haya Ni Una Menos, nunca más.
10 febrero, 2021
, Femicidio
“ÚRSULA, NOS DOLÉS A TODAS“
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