3 marzo, 2021
, Alimentación

¿CUÁNDO ENTRAREMOS EN LA CANASTA BÁSICA?

canasta basica

Ruge la panza, cruje el estómago y no hay nada para morfar. Una quiere encontrarle la vuelta con lo que hay, otro piensa qué puede conseguir con los pocos pesos del día, pero no alcanza. ¿Sabés cuánto cuesta amortiguar el hambre? Según el INDEC, hoy la canasta básica total para una familia “tipo” de 4 personas alcanza los $56.459 por mes para alimentos, bienes y servicios, y de 5 roza los 60 mil. ¡Una locura! Sobre todo porque nuestras familias nunca son la base por la cual se calculan las medidas económicas, ya sea porque suelen ser numerosas o porque hay un solo ingreso mensual. Por lo tanto, estas cifras resultan inalcanzables, a tal punto que nos queman la cabeza.

Y nos obligan a sobrevivir,
bajo la línea de la pobreza.

Aún así, tenemos una prioridad muy clara en cada hogar de nuestros barrios y es que, pase lo que pase, debemos comer. Nos encantaría poder garantizar una nutrición sana y sustentable, pero apenas alcanzan las monedas para asegurar un plato, y muchas veces ni eso. Isabel Laura, del barrio Madres a la Lucha en Río Gallegos, Santa Cruz, sabe que es prácticamente imposible, porque si tenés $16.000 para estirar durante el mes y te faltan $40.000 para alcanzar la canasta básica, la comida se vuelve inaccesible: “En casa somos nueve personas: un anciano, cuatro adultos y cuatro niños. No puedo planificar una dieta saludable para todas y todos, así que cocino lo que puedo con lo que hay. Generalmente nos alimentamos con sopa o guisos porque no nos alcanza para comprar ciertos alimentos como la carne”.

En todas las barriadas se repite el mismo patrón: el hambre invade la panza de cada persona. Según los datos recabados en el Observatorio Villero de La Poderosa, los ingresos de las familias en los barrios populares no superan los $35.000. Micaela Torres, vecina de barrio Constitución en San Rafael, Mendoza, mastica los deseos que no son para cualquier clase social: “Nosotros no tenemos la posibilidad de darnos gustos porque usamos la plata para comer y por ello nos hemos privado de productos ‘extras’ como ropa o calzado. Uno está obligado a no acceder a esos derechos porque es pobre, esa es la realidad”.

Y nos obligan a sobrevivir,
bajo la norma de la desigualdad.

¡Ojalá terminara ahí! Como si fuera poco, el presupuesto se va cada vez más lejos al pagar los servicios básicos. Porque el agua, la luz y el gas, son tan indispensables como los alimentos a la hora de cocinar; Belén Vega, compañera de barrio Los Pumitas, tiene 29 años y no le dan las cuentas: «Para poder llegar a cubrir la canasta básica nos faltarían casi $19000». Y eso sin contar Internet, que a causa del aislamiento entendimos cuán fundamental es: “Para tener conectividad, deberíamos pagar mensualmente alrededor de $5.000 en datos móviles”.

Acá esperamos con ansias que esa canasta, tan básica como un derecho humano que debiera ser garantizado, se calcule alguna vez sobre las mesas de las villas, porque acá nos atraviesan otros gastos primordiales… En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, María Echevarría vive con otras dos personas; cada mes gastan el 20% de sus ingresos en agua embotellada: «Gastamos entre 3 y 4 mil pesos para comprar bidones, porque el agua de la canilla está contaminada o tiene anomalías y no se puede consumir».

Y nunca podemos proyectar,
porque nos obligan a sobrevivir.