Puro humo: el que nos vende la Justicia y el tóxico que nos mata. Es inevitable no inhalarlo cuando sale de las mismas chimeneas hace ya 12 años: las de Sika-Klaukol. Esto afecta a todo el Barrio Las Mercedes, en La Matanza. Hace un año, junto con la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza, fuimos a la última reunión con el ministro de Salud de la provincia, el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible y la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo: salimos de ahí con la promesa de coordinar una reunión específica para buscar soluciones, pero las que nos brindan son insuficientes, mientras miles de vecinas y vecinos siguen expuestos a la contaminación.
Gran parte de la población todavía vive expuesta a todos los tóxicos que libera. Entre tantas denuncias, se escucha la voz de Susana Aranda, referenta de Autoconvocados Contra la Contaminación de Klaukol, que sigue luchando por su comunidad: “Vivimos con un dolor muy inmenso en el barrio, vivimos con la angustia de no saber si mañana estaremos bien, porque se nos murieron más de 100 vecinas y vecinos por el envenenamiento sistemático de la fábrica. Ésta tiene ocho bocas de chimenea tirando materiales cancerígenos al aire las 24hs del día desde hace 21 años”. Esa contaminación provoca serios problemas respiratorios, dermatitis, bronquitis, disnea, plomo en sangre, cáncer o anemia en las embarazadas.
Susana sigue luchando, mientras acompaña a su nuera de 38 años, que tiene cáncer de garganta por culpa de la contaminación. La ley de la Provincia de Buenos Aires prohíbe establecimientos de “tercera categoría”, como lo es Klaukol, en zonas urbanas debido a que se los considera peligrosos porque su funcionamiento constituye un riesgo para la seguridad, salubridad e higiene de la población u ocasiona daños graves a los bienes y al medio ambiente.
Acá tampoco dejan a las pibas y a los pibes crecer en paz, como demostró un perito en 2018 cuando determinó la cantidad de metales pesados en la sangre de Benjamín Oroná, un bebé que estuvo cinco meses en Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales y cuatro en terapia intensiva e intermedia. Su familia fue relocalizada por toda la contaminación que estaban padeciendo y su madre, Micaela Oroná, cuenta el terror que debió vivir: “Benja tenía apenas más de un año cuando nos fuimos del barrio y debía estar con un tubo de oxígeno. Salió con sonda nasogástrica y con medicaciones; además, le cuesta mucho respirar porque tiene displasia broncopulmonar”.
Contra toda la contaminación que provoca la empresa, la barriada inició una causa judicial contra Klaukol que llegó a la Corte Suprema el 31 de diciembre de 2009 y desde hace tres años descansa en la UFI N°6 de San Justo. Con todas estas trabas se cruzó Beatriz Capdevila, integrante de la APDH de La Matanza: “La causa había estado en el Juzgado Federal de Morón, pero el 23 de marzo de 2018 se declaró incompetente y se trasladó al Juzgado Civil y Comercial N°2 de La Matanza. Se hizo un peritaje, se pidieron informes y diferentes mediciones, análisis de silicio tomando muestras del aire, pero no se expidió a la Autoridad Ambiental de la Provincia ni a la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo”. También resuenan las palabras de Mariano Luzuriaga, abogado del colectivo Autoconvocados, quién nos cuenta la lentitud de la investigación: “La Justicia provincial ordenó una nueva pericia a fines del 2019, con un muestreo en el territorio y análisis por peritos químicos y especialistas, pero hace un año está trabado. Al día de hoy continuamos en proceso de notificación y presentación de las demandas de 300 familias en riesgo, pero no lo consideran una urgencia”.
El humo tóxico mata,
como la desidia y la indiferencia.