Una flor que fue garganta de la favela y gritó desde su raíz, frente a toda la opresión y la represión. Una flor por la identidad, la reivindicación y el orgullo, que la cobardía armada quiso arrancar aquel 14 de marzo de 2018, con cuatro disparos en medio de la dignidad. Marielle se había vuelto una primavera entera para todas las oprimidas en Brasil; en contra del gobierno de facto de Temer. Su militancia fue para evitar más dolor por tantos femicidios y crímenes de odio, por la necesidad de más feminidades ocupando los lugares de poder y lograba transmitirlo: “Las mujeres negras, por ejemplo, cuando andan por la calle, todavía deben escuchar a hombres que tienen la osadía de decir cosas hablando de nuestro cuerpo, como si estuviéramos en el período de la esclavitud. Vas a tener que tolerar a la mujer negra, trans, lesbiana, ocupando una diversidad de espacios”.
Siempre levantó su bandera, que también es la nuestra: “Soy una mujer negra; sin embargo, mucho antes de reivindicar y comprender lo que era ser una mujer negra en el mundo, yo ya era favelada”. Desde ahí, los ideales revolucionarios que compartimos, porque “una cosa es que nazcas y vivas en una favela; otra es reivindicar y usar tu condición de favelada para hacer política de otra manera”.
Le hizo frente a la falta de oportunidades y se recibió como socióloga en la Universidad Católica de Río de Janeiro, la misma ciudad donde fue fusilada junto con su chofer Anderson Gomes. Nunca titubeó al alzar la voz por cada vida que se cobraba la “policía pacificadora”: “La seguridad pública no se hace con más armas, sino con políticas públicas en todos los ámbitos”. Su memoria y su integridad aún resuenan contra la violencia: “¿Cuántos más tendrán que morir para que termine esta guerra?”, se preguntaba Marielle. ¿Cuántos más tendrán que morir para que se tome conciencia? Ella remarcaba todo el trabajo territorial que hacen las esenciales de las villas: “Merece la pena señalar, de nuevo, la creatividad de estas mujeres, motivadas por la necesidad de superar sus circunstancias objetivas y conquistar espacios alternativos para la convivencia; espacios que se materializan en el campo de las artes, la educación y la política, así como en diversas formas de trabajo que contribuyen a su subsistencia”.
Nunca podrán matarla,
porque Marielle es sinónimo de resistencia.
