10 abril, 2021
, Mar del Plata

AGROTÓXICOS PARA BEBER

Peligro Glifosato

Una sustancia tóxica recorre el suelo, circula entre la tierra y llega hasta las napas: en este instante, el mismo glifosato que se utiliza para fumigar sale por los grifos de las escuelas en Mar del Plata. Niñas, niños y adolescentes implicados y el pueblo entero preocupado, ya que un estudio realizado por el Grupo Aguas de la Universidad Nacional marplatense confirmó lo que tanto temíamos: después de tomar muestras de 7 pozos, verificaron que el agua que bebemos en algunas instituciones educativas no es apta para el consumo humano.

Las fumigaciones en los campos de soja cerca de las instituciones, hacen que suframos las consecuencias de estos avasallamientos quienes abrimos las canillas. Junto con todo un equipo, Leonardo Lupi, director del Grupo Aguas, decidió investigar esta problemática y en casi un 90% de las muestras de agua, detectaron niveles peligrosos: «El informe empezó en el 2016, cuando referentes comunitarios de la zona oeste rural nos manifestaron la necesidad de conocer la exposición que tenían ante los plaguicidas. ¡La detección de glifosato fue muy alarmante!”. Hoy, las Escuelas de Educación Primaria N°8 y N°46, el Jardín de Infantes N°918 y la Escuela de Educación Secundaria N°50 tienen que recurrir al agua embotellada, porque el riesgo de contraer enfermedades graves está ahí, a una gota de distancia.

El peligro no cesa, se expande por toda la provincia de Buenos Aires, porque en las escuelas de Tandil también se filtra el glifosato. Una pesadilla vive Miguel Guffanti, vecino de Villa Cordobita y padre de un alumno de la Escuela N°33: “En el 2019 fumigaron en el campo lindero al establecimiento, incumpliendo la ordenanza municipal que establece un mínimo de 150 metros de distancia. Luego conseguimos una medida cautelar, que determinó que tuvieran que fumigar a 500 metros. Seguiremos insistiendo en estas demandas porque está en juego la salud de los niños y niñas”. El estudio realizado en 2019 por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires identificó que hay 11 escuelas distintas donde se comprobó contaminación con agrotóxico, de las cuales algunas tienen hasta 7 plaguicidas distintos en el agua y 8 diferentes en el suelo. Es imposible no sentir terror al saber que 107 plaguicidas prohibidos en el mundo se siguen utilizando en nuestros cultivos de todo el país; su demanda crece y se agudiza el peligro: desde 2014, en todo el territorio argentino cada año se esparcieron ¡500 millones de litros!

La alarma por la integridad de la tierra y de la vida del pueblo está encendida, y Leonardo enfatiza sobre la gravedad del asunto: “La forma de producir alimentos y el uso masivo e intensivo de agroquímicos impacta en la calidad de agua subterránea de la que se abastecen las poblaciones. Los niveles ‘óptimos’ de glifosato en el agua son muy discutibles, la comunidad europea establece 0.1 microgramos por litro y la Argentina establece 300”. En las zonas rurales cada vez es más utópica la salubridad y la vida libre de plaguicidas, porque una década atrás ya la Red de Pueblos Fumigados había advertido que 12 millones de personas vivían en las cercanías a las zonas fumigadas.

Sobrevivimos al agronegocio,
mientras nuestras tierras son destrozadas.