6 abril, 2021
, Pobreza

“CON HAMBRE NO SE PUEDE ESTUDIAR“

Comedores EscolaresSi el 60% de las niñas, niños y adolescentes está por debajo de la línea de la pobreza, ¿cómo puede ser que las escuelas recorten la asistencia alimentaria? Tambaleando entre la presencialidad sin infraestructura en escuelas y la virtualidad sin conectividad en las casas, la continuidad pedagógica es una odisea, al igual que la comida diaria: según lo disponga cada provincia, se entrega un bolsón de alimentos secos cada 15 o 45 días. ¿Y si no tenés agua o gas para cocinarlos en tu hogar? ¡Te la tenés que aguantar!

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, el Ministerio de Educación entrega un módulo alimentario cada 15 días, aunque muchas veces no alcance ni para la mitad del tiempo; eso sí, si la escuela no tiene comedor, sólo toca una barrita de cereal por alumno, y algunos saquitos de té para acompañar, ¡no te podés quejar! Igual, ojo, que en la ciudad más rica del país tenés la “beca alimentaria”, a la que accedés simplemente con DNI de tus familiares y comprobantes de sus ingresos. ¡Tranqui! Si no tenés Internet, el trámite en un locutorio te lo cobran 300 pesos.

En Mendoza, tanto en el barrio Los Hornos de Guaymallén como en el Constitución de San Rafael, desde el 22 de marzo las escuelas entregan una tortita y una infusión cada mañana; según el gobierno, ¡la leche llegará esta semana! En la escuela José Ortolani de Rosario, a los pibes les dan un alfajor por día y les piden que vayan “desayunados”, ¡qué considerados! En el barrio La Cava, de la misma ciudad, las conexiones son irregulares y el agua sale turbia, pero tampoco se necesita… La situación no es tan grave: ¡cada alumno debe llevar su botellita! La hija de Verónica va a segundo grado de la Escuela 290, en Fiske Menuco, Río Negro, y ya le confirmaron lo que ella preveía: “como las clases son virtuales, no estamos entregando mercadería”.

¡Ojalá fuera un caso aislado! Este sufrimiento es reiterado en todo el país, y es necesario cortarlo de raíz, para que el hambre no nos duela.

Con la comida no se jode,
tampoco en la escuela.