Arremete con furia el viento de las araucarias y deja en descubierto un conflicto patagónico que debe ser resuelto con urgencia. Desde el 2 de marzo, el personal de salud de Neuquén comenzó a organizarse en asambleas dentro de los hospitales, ya que el panorama actual es grave: en medio de un pico de contagios nacional, 10.500 trabajadores se encuentran bajo la línea de pobreza.
No hay respuestas ante este malestar, ni siquiera después de la instalación de una carpa durante 72 horas. Los reclamos del personal sanitario se replican por toda la provincia en trabajadoras como Marcela Beatriz Mora, enfermera del Hospital Zonal Chos Malal: «Desde que inició el año, estamos reclamando lo que nos corresponde, porque aún nos deben el aumento del 40% del 2020. Acá sólo tenemos un médico clínico y atendemos a toda la población de la parte norte de la provincia. Además, el único terapista que teníamos se fue porque los sueldos son pésimos y no alcanza para vivir”. Es imposible sostener un sistema sanitario a partir de la precarización laboral y la inestabilidad económica de quienes cuidan a la comunidad.
Es necesaria una paritaria salarial digna, ya que un bono paliativo de 10 mil pesos durante tres meses no es una solución estructural, y tampoco el aumento del 15% en el sueldo básico propiciado por Omar Gutiérrez, gobernador de la provincia. El contexto no resulta alentador y eso se nota en la voz de Marco Campos, trabajador polivalente del Hospital Provincial Neuquén Dr. Castro Rendón: “Para no caer en la pobreza, en Neuquén se necesitan más de 72 mil pesos mensuales y el grueso de los trabajadores de la salud no llegamos a ese nivel de ingresos. Yo tengo 14 años de antigüedad y me cuesta llegar a fin de mes; si bien ayuda, el ‘bono’ de 6500 pesos que anunció el Estado sólo nos alcanza para dos días, porque todo es muy costoso en la provincia”.
Es vital el reconocimiento ante tanta exposición,
sopla fuerte el viento de la precarización.