Hace 14 años, los médicos del Hospital Iturraspe de la ciudad de Santa Fe dejaron morir a Ana María Acevedo, dejando sin su madre a 3 niños. A los 19 años le detectaron un cáncer de mandíbula y, en noviembre de 2006, la derivaron al servicio de oncología del propio Hospital, donde le negaron sus derechos, y la sentenciaron a muerte. No le iniciaron la quimioterapia debido a que estaba embarazada de dos semanas, y le negaron un aborto terapéutico, que en ese entonces ya era legal por causales. María fue otra víctima de la violencia machista en las instituciones, porque falleció el 17 de mayo, dos semanas después de dar a luz a una bebé que apenas sobrevivió 24 horas.
Norma Cuevas, madre de María, no dejó de luchar ni un solo día y ahora, con la Interrupción Voluntaria del Embarazo convertida en ley, se llenó la garganta de dignidad para compartir su grito desde el norte santafesino. “Dormía en el hospital”, recuerda Norma sobre esos meses fatídicos y explica que “todos los días les pedía de rodillas a los medicos que le hagan el aborto”. El 27 de febrero de 2007 el Comité de Bioética del hospital analizó su caso y decidió dejar en suspenso el tratamiento, el mismo que nunca había comenzado. Dos meses después, cuando Ana María cursaba 22 semanas de gestación, decidieron realizarle una cesárea. “Mi hija se estaba muriendo”, contó con dolor Norma que también explica la tortura que sufrió su hija a quien “le hicieron una cesárea para que no falleciera con la criatura adentro”.
Los doctores César Raúl Blajman, Raúl Alejandro Musachio, David Yossen, Jorge Venanzi y Andrés Ellena fueron denunciados penalmente por homicidio debido a que se negaron a salvar la vida de María. Pero nunca hubo justicia y en todos estos años ninguno fue condenado. Todo este tiempo Norma no bajó los brazos porque en muchas pibas que la acompañaron, vio reflejada su hija: “Nunca dejé de luchar para que a otras mujeres no les pasara lo mismo. No recuperé la vida de mi hija, pero después de años de lucha salió la ley del aborto y eso es una gran alegria porque estamos salvando la vida de muchas mujeres”.
El 30 de diciembre pasado, el Senado de la Nación sancionó la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que puso punto final a una era de clandestinidad . Un proyecto que surgió de una necesidad urgente al ver que más de 3000 mujeres murieron como consecuencia de abortos inseguros desde la vuelta de la democracia, según relata la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Norma nos sigue marcando el camino para seguir haciéndole frente a tantas vulneraciones y tantos golpes que nos da el machismo: “Debemos seguir peleando, hay que luchar para garantizar que en los hospitales se garanticen nuestros derechos”.
Para que no haya ni una María más,
al futuro lo construimos con lucha y con hechos.