Por si fuera necesaria una etiqueta, en su frente escribió «POETA»; así, en alta, como gritando verdades, sabiendo cuestionar con arte la falta de oportunidades. Tal vez por eso, a nosotras y nosotros se nos aparece él como tantos otros cuando se acerca una fecha como esta, porque su palabra fue una respuesta a la que recurrimos desde que surgieron las preguntas de los potreros. Cómo no iba a serlo, ¡digno hijo de obreros! Desde su lucha nos enseñó lo que transmitía como preceptor, soñando despierto en una militancia que vale oro.
En el Día del Escritor,
feliz Roberto Santoro.
