8 junio, 2021
, CABA

LA EDUCACIÓN LLENA DE INCÓGNITAS

collage escuela educación

Con los pies en el barro y las enseñanzas de Freire en mano, aprendimos que una buena educación es aquella que nos enseña a pensar y no a obedecer: hoy nos toca cuestionar, para ver si nos pueden comprender. Porque llevamos 15 meses desde el inicio de la pandemia y nuevamente nos toca hacer todas las preguntas que pocos se hicieron al momento de retomar la presencialidad en las escuelas, y porque aún nos invade la incógnita sobre cómo vamos a asegurar las clases en la virtualidad. En las villas y barriadas no tenemos Internet, ¿cómo se supone que estudiamos en esta realidad?

Primero lo primero, nos gustaría saber, ¿qué medidas se cumplen para que la presencialidad sea segura y la virtualidad sea inclusiva? ¿Cómo van a llenar las panzas de todos los estudiantes que quedaron sin comida con el cierre de los comedores escolares? ¿Cuándo van a brindar bolsones de alimentos que tengan verdadera calidad nutritiva y se contemple a quienes no tenemos gas? ¿O aislarán los estómagos de comida? ¿O el hambre no es un problema? ¿O toda esta situación no atraviesa a los responsables? En Córdoba, ¿seguirán centrándose en cómo reprimir, perseguir y estigmatizar a las y los jóvenes de las barriadas o empezarán a resolver la necesidad alimentaria en el Barrio Yapeyú donde ninguna de las 5 escuelas entrega bolsones de calidad? ¿Piensan que con una bolsa medio vacía las familias con niños pueden comer durante 45 días? ¿De verdad? ¿O tomarán el ejemplo de la Provincia de Buenos Aires que sólo mandó 260 bolsones de alimentos a la escuela de Isla Maciel donde asisten más de 340 estudiantes?

Deberían preguntarse todo esto,
y también por qué no lo resolvieron antes.

¿No les llega señal de Internet para recibir todas las demandas de la virtualidad? ¿Cuándo será real el Decreto 690/20 que declaraba “esencial” el acceso a la conectividad? ¿Cuál es el plan para que llegue Internet a las barriadas populares? ¿Cómo creen que estudiamos, hacemos trámites o mandamos la tarea las familias relevadas por nuestro Observatorio Villero? ¿Cómo hacemos en el 32% de hogares que no tiene suficientes dispositivos electrónicos para que todas las niñas y niños puedan estar en las videollamadas con sus profes? ¿Deberán estudiar por turnos? ¿Dejarán de estudiar si sus padres necesitan el teléfono? ¿Sus madres dejarán de trabajar para que los niños puedan cursar? ¿Cuándo llegará el wifi para esos 1540 pibes y pibas que sólo pertenecen a espacios de La Poderosa y no cuentan con acceso a Internet? ¿Cómo harán provincias como Chaco, donde la conectividad no llega a 7 de cada 10 hogares?

Ojo, negarnos el acceso a Internet es profundizar la desigualdad.
Y si tanto les preocupa el futuro de las niñeces, deberían asegurar su escolaridad.

¿Cómo van a reforzar los cimientos de la educación si recortan un 70% en infraestructura de CABA cuando más se lo necesita? ¿Creen que los protocolos se sostienen por sí solos? ¿Cómo higienizarnos si en los baños no hay agua? ¿Qué deben hacer en la escuela Primaria Santa Catalina de Siena, en Corrientes, ahora que la bomba de agua no funciona y ningún estudiante tiene forma de beber o higienizarse? ¿De qué forma sostendremos el distanciamiento si a falta de aulas debemos separar las burbujas con cortinas? ¿Se va a normalizar el hecho de llevar frazadas a los salones para sobrevivir al invierno ante la falta de gas para las estufas? ¿Qué pasará con quienes interrumpieron sus estudios durante la pandemia? ¿Cómo los convencemos de que vuelvan a estudiar cuando están siendo expulsados del sistema educativo? ¿Cómo haremos que retomen los estudios cuando tuvieron que vender juguetes y ropa para comprar comida? ¿En serio no hicieron preguntas como estas para asegurar la presencialidad y la virtualidad de la educación?

Tal vez sea bueno que escuchen,
así encontramos una verdadera solución.