21 junio, 2021
, Tucumán

“LA HUELLA DE RAMONA“

La huella de Ramona

Hace 44 años, en Tucumán, se escucharon los primeros gritos de Ramona Medina, una referenta política con todas las letras, que durmió en la cuna de la independencia y soñó con una vida digna; por eso luchaba, y jamás la pudieron callar. Empezó a caminar en el barrio La Costanera, y desde chiquita le dolía ver cómo las y los niños de su barrio debían ir a la escuela por las calles de barro y cómo padecían el frío con cada lluvia.

Desde piba observaba cómo se levantaban más y más casas, hasta ocupar diez cuadras a lo largo del Río Salí. De ese lado del puente Lucas Córdoba, antes había acequias, pequeñas canchas, yuyales y plantaciones de Limón. Sin embargo, Mercedes Beatriz Frías, sobrina de Ramona, siente que no hubo grandes cambios en estas décadas: “A pesar de que mi tía estaba viviendo en Buenos Aires, siempre me escribía para que le contara cómo estaba el barrio… Acá seguimos teniendo calles de tierra y cuando llueve se acumula mucho barro; si bien existe una red cloacal, no llega a todas las manzanas”. Ramo no sentía los 1200km de distancia y viajaba al menos una vez por año a ver a su familia: “Ella quería que nos organicemos para que las vecinas y vecinos podamos vivir en mejores condiciones, contaba con mucho orgullo sobre su militancia en la Villa 31”.

Hoy es el segundo cumpleaños que no podemos abrazar a Ramona, otro invierno que llega y nos encuentra prácticamente igual: sobreviviendo. En La Costanera, Gasnor S.A. cobra 75.000 pesos para hacer las conexiones de gas natural a cada casa, entonces casi todas las familias recurren a gas o leña para comer y calefaccionar. Esa desigualdad buscaba combatir Ramona; quería destapar la olla de la realidad que viven muchas Ramonas y gritó en todos los canales. José Mario Martínez recuerda que tenía un alma inquieta y que desde chiquita ya era gigante: “Nos criamos juntos, casi como hermanos, y siempre estaba preocupada por terminar con la pobreza que hay acá, no lo naturalizaba. En La Costanera siempre buscó la unión de la gente para que podamos progresar y tener nuestros derechos asegurados. Sabía que era de a poquito y quería conseguirlo”. Ahí mismo, ella también buscaba su propia libertad, cuenta José: “Ella tuvo una vida de lucha. Desde joven ya buscaba trabajo, logró construir su propia casita en un lotecito de acá. Cuando estaba en la Villa 31, no cambió eso, porque su forma era pelearla para seguir. Trabajaba desde la mañana hasta muy tarde; eso sí, le brillaban los ojos cuando nos contaba la solidaridad que veía en sus vecinas y cómo le ponían el cuerpo sin rendirse jamás”.

Feliz cumple, Ramo,
¡y que grites mucho más!