10 junio, 2021
, Tucumán

LLEVAMOS TODA UNA VIDA SIN AGUA

CHAZAL

* Por Alfredo Gómez, vecino de Colonia Chazal, Tucumán.

Casi toda mi vida la pasé en estas tierras. Llegué con tan solo dos años junto con mi padre y en los 67 años que llevo acá, nunca tuvimos agua potable. Teníamos siete pozos de los cuales sacábamos un poco de agua para usar cada día, pero con el paso del tiempo se fueron secando y quedamos sin la única fuente que había para toda la comunidad. Pero no sucedió naturalmente, sino que fue desde el 2009 por consecuencia del avance de San Pablo Country & Golf; poco a poco vaciaron las napas al desviar los cauces de agua. Hoy, en medio de una pandemia donde el agua es la mayor defensa para no morir, no tenemos acceso al agua potable. Hace 5 años, la Comuna de San Pablo dejó de compartirnos agua y desde entonces andamos así.

La Municipalidad de Yerba Buena comenzó a mandar un camión cisterna, pero no es la solución de fondo: ahora el camión se rompió y ya llevamos 10 días sin siquiera una gota porque nadie se hace cargo de atender esta necesidad. Lo poco que antes llegaba no alcanzaba para todos los vecinos ni para cubrir las necesidades de cada familia; estamos obligados a mantener el agua en baldes durante varios días y se nos ensucia, por lo que deja de servir para tomar. Muchas veces tenemos que priorizar el consumo por sobre nuestra higiene. Por todo esto venimos reclamando que se haga una conexión urgente a la red de agua potable.

Hoy quedamos 10 familias en Colonia Chazal, de las cuales ninguna tiene conexión de agua potable. ¿Por qué? Porque así lo decide el Grupo Lucci, que no permite que nos conectemos a la red de agua que pasa a tan solo 10 metros de nuestras casas. Hacen todo lo posible para que nos vayamos de estas tierras que habitamos desde hace 130 años; buscan expulsarnos para quedarse con todo el terreno. Hace seis años vino gente de la Sociedad de Agua de Tucumán. Sin embargo, desde ese día no volvieron a aparecer. Llevamos 11 años resistiendo contra el avance del Grupo Lucci, sufriendo los constantes ataques porque el agua no es lo único que nos prohíben, sino también entrar o salir de la zona. Hay cuatro familias en la zona sur de la Colonia, ¡y deben pedir permiso en la portería del Country para entrar a sus casas! Obviamente, no permiten que reciban visitas de sus familiares. El resto de las personas estamos frente a un portón que nos cerraban constantemente con candados para que no pudiéramos entrar o salir; sin mencionar que tienen una cámara para mantenernos vigilados. Nos encerraron entre alambrados hace mucho tiempo y ninguna autoridad municipal hace algo contra este amedrentamiento.

Yo ya no puedo andar como antes, porque me amputaron una pierna debido a un accidente laboral. Esto es un peso muy grande, ya que son muchos años de resistencia. Para los Lucci no somos nada, no valemos nada. Nos dicen usurpadores cuando ellos son los que quieren quitarnos las tierras. El delegado comunal recién nos escuchó el 19 de mayo cuando hicimos la sentada frente a la Casa de Gobierno Provincial y prometieron que «mañana» nos traerían agua. Pero les pedimos que nos conecten a la red formal, que garanticen nuestra seguridad y que podamos transitar libremente. Necesitamos seguir mostrando lo que nos pasa porque no puede quedar así: nuestra lucha por una vida digna y plena debe ser el ejemplo para que muchos otros barrios no se dejen pisotear.